«Juntos, todos los desafíos pueden ser vencidos»
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La unidad del pueblo cubano fue ratificada este lunes por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la Quinta Sesión Extraordinaria de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que contó con la presencia del líder de la Revolución, General de Ejército Raúl Castro Ruz.
ANPP 20220516 04

Estudios Revolución

«Los tiempos que corren son intensos y complejos. Desafiantes, les llamamos los revolucionarios, para espantar el imposible. Pero eso no nos quita sentido de la realidad». Así, firme y hermosamente, comenzó sus palabras de conclusiones a la Quinta Sesión Extraordinaria de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

La intervención del Jefe de Estado fue antecedida de un afectuoso saludo al General de Ejército y líder de la Revolución Cubana, Raúl Castro Ruz, quien este lunes estaba presente en la sesión plenaria que tuvo lugar desde el capitalino Palacio de Convenciones.

Díaz-Canel hizo referencia a «una realidad marcada por desigualdades y desequilibrios que vienen de siglos y se acentúan dramáticamente bajo el reino del neoliberalismo, en la llamada era de la post verdad». Y enfatizó que, por suerte, todavía «sobrevive el afán de justicia, consustancial al ser humano».

Evocó entonces a José Martí, y recordó su idea de que «cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre los que llevan en sí el decoro de muchos hombres». Lo dijo porque después habló de «los grandes valores de nuestro pueblo, las profundas huellas que en su natural nobleza han dejado los héroes y las heroínas de la historia patria». Y recalcó para fundamentar lo anterior: «ahí está la respuesta a la tragedia del hotel Saratoga: las escenas de transeúntes que, a riesgo de sus propias vidas, corrieron a auxiliar a las víctimas de la explosión en los primeros minutos».

«Esos héroes anónimos —definió el dignatario— tienen algo de aquellos mambises desnudos, que hicieron temblar al ejército más poderoso de su época, machete en mano y al grito de ¡Viva Cuba Libre!».

Amor versus odio

Cuba se ha rasgado la piel en estos días y ha sacado lo más humano de sí misma, tras el siniestro del Hotel Saratoga en La Habana Vieja el pasado 6 de mayo. Sobre esa virtud que se agranda especialmente en la adversidad reflexionó en su intervención el Presidente de la República, quien reverenció ante los diputados e invitados «el acto solidario y altruista de esas personas, de los cientos de compatriotas que acudieron a donar sangre, de los siempre heroicos bomberos, de los valerosos rescatistas, de los ágiles choferes de ambulancias y otros carros que pasaban casualmente y trasladaron heridos, de los consagrados trabajadores de los hospitales, de los imprescindibles especialistas de la Medicina y la Enfermería, de la prensa honesta e infatigable que se mudó al lugar para no perder detalle».

Mencionó también el mandatario el gesto de «todos los que acercaron agua, café y alimentos de sus negocios particulares a la gente fatigada por la búsqueda, de cada ciudadano que quiso hacer e hizo algo, aunque solo fuera poner un mensaje de condolencia en las redes». En todas esas actitudes, dijo, «unidas a la de los cuadros y dirigentes del Partido, el Gobierno, el Poder Popular, que tenemos la responsabilidad social de resolver los problemas y trabajamos por sacar al país adelante, se resume lo mejor del ser nacional, del cubano natural».

Ante la luz de ese amor, Díaz-Canel Bermúdez trajo a colación, en contraste, «la sevicia de los odiadores que, en estos días de incertidumbre y dolor, han contaminado las redes con mensajes de profundo desprecio hacia las autoridades, pero también hacia los ciudadanos, solo porque son capaces de hacer cosas extraordinarias, sin esperar algo a cambio».

Jamás un mercenario entenderá a un patriota, afirmó, porque «quien pone precio a sus ideas, está incapacitado para entender a quienes tienen el valor de sostener y defender las suyas».

Como dijo el Presidente, «Cuba ha vivido su duelo sin estridencias. Lo hizo desde antes del decreto con el que lo oficializamos y no ha dejado de sentirlo en los días posteriores. En cuanto a los que han querido lucrar con ese dolor, solo digo que no vamos a gastar más palabras ni tiempo en personas que entierran cada vez más su credibilidad en el lodo de la mentira. En la Cuba que salva vidas y rinde tributo de respeto a sus muertos, los que odian no cuentan».

El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista enunció en la sesión plenaria: «Por las vidas que se perdieron bajo los escombros del Saratoga y por aquellos que aún batallan por las suyas en los hospitales o en sus hogares, nos hemos comprometido a restañar los duros golpes de este inesperado siniestro, poniendo en primer lugar la recuperación de los lesionados, la atención a las familias afectadas y la rehabilitación de las viviendas y otros inmuebles total o parcialmente destruidos».

Extendió entonces las «sentidas condolencias a quienes sufrieron la pérdida de seres queridos», y patentizó «el apoyo a las familias y allegados de las víctimas». Igualmente aprovechó para

reiterar «nuestro profundo agradecimiento a líderes políticos y personas que desde diversos lugares del mundo nos han enviado sus condolencias, apoyo y acompañamiento en estos momentos duros para Cuba». En medio del dolor, aseguró sentidamente el dignatario, la solidaridad alivia.

La guerra contra el símbolo que es Cuba

En la jornada de la mañana de este lunes el Presidente Díaz-Canel denunció que «desde la embajada estadounidense en La Habana y otras plataformas tóxicas, orientadas contra Cuba, se trata de reavivar lo ocurrido el 11 de Julio del pasado año, y se construyen versiones infames de los juicios a los comisores de los actos de violencia. En el colmo del cinismo, desde el país que posee records mundiales de encarcelamiento y maltrato carcelario a niñas y niños, se nos acusa de haber juzgado y condenado a menores de 16 años».

Referenció que el sitio Cubainformación ha publicado breves datos sobre cárceles y población infantil en EEUU, según los cuales, «cada día se producen dos mil arrestos de niñas y niños y hay 44 mil en prisión». Y citó esos datos, aclaró, «para mostrar una vez más la hipocresía y el doble rasero de quienes pretenden ser jueces de lo que ocurre en el mundo».

El Jefe de Estado enfatizó: «Sí nos interesa afirmar, ante nuestro pueblo y el mundo, que en Cuba no se encarcela a menores de 16 años. Que los juzgados por los hechos del 11 y 12 de julio contaron con las garantías procesales que establecen las leyes cubanas. Por respeto a esas leyes y a nuestra Constitución, quienes intenten dañar la soberanía, la independencia y el orden interior, deben saber que la legalidad existe para ser cumplida. Somos un estado socialista de derecho que tiene derecho a existir. Exactamente lo que nuestros adversarios se niegan a aceptar».

Ciegos de frustración, el imperio y sus asalariados —reflexionó el mandatario— acuden a viejas prácticas de ataque con modernas técnicas de guerra no convencional: «Nos ponen etiquetas y retoman los infames caminos del odio, con constantes llamamientos a acciones vandálicas, de aliento al terrorismo».

Díaz-Canel Bermúdez fue categórico en su denuncia de los mercenarios que hacen la guerra sucia a la Revolución: «En el afán de crear un clima de inseguridad ciudadana, como antesala para el estallido social, ya ni se esconden para sus convocatorias, que amplifican mediante vulgares voceros en distintas plataformas de internet. Como no alcanzan a matarnos, gritan en el ensayo, para recibir el cheque».

«En el empeño de desmovilizar al pueblo —recordó— lo intentaron todo el pasado Primero de Mayo. Ebrios de sus propias mentiras, creyeron que muy pocos responderían a la convocatoria de la CTC y sus sindicatos para celebrar el día internacional de los trabajadores». E hizo hincapié: «Todavía no salen de su asombro y andan exigiendo datos a sus lacayos para entender esa aplastante y masiva respuesta del pueblo».

El Presidente cubano siguió sumando argumentos a su denuncia: «Dicen que hubo orden de dar bajo perfil a las imágenes de masividad y alegría en los mismos medios de comunicación que ya habían dañado su credibilidad al cubrir los sucesos del 11 de Julio a golpe de fake news y montajes».

Ante la evidente perversidad de los odiadores, Díaz-Canel contrapuso la inocultable verdad de una Cuba que resiste y que sabe expresar su voluntad de resistencia: «El mismo pueblo que diariamente critica lo que hacemos mal o no hacemos, que se indigna con las chapucerías, la insensibilidad, la desidia y el burocratismo, ese mismo pueblo desfiló, arrolló en conga y levantó carteles de apoyo a la Revolución y, de regreso a casa, derrotó a la mentira, al mostrar la verdad con sus publicaciones en redes».

Para dar color a la crónica de un país en pie, el Jefe de Estado expresó sobre sus compatriotas: «Ellos se encargaron de pintar el paisaje de nuestra resistencia creativa. Por ahí están los hermosos testimonios visuales de Cuba celebrando el triunfo del talento, el esfuerzo y la solidaridad en el enfrentamiento al más colosal de los desafíos que hayamos tenido: dos años de pandemia con bloqueo reforzado».

Afirmó el dignatario: «Lo dijimos aquí, al pie del memorial a José Martí y en todas las plazas del país. Junto a Raúl y a la heroica Generación del Centenario ratificamos que ese Primero de Mayo ¡Se pudo, se puede y siempre se podrá!».

Por supuesto, razonó también, «que no se trata de decir una consigna. Se expresa una convicción que siempre deberá estar acompañada de un principio: todo desde el pueblo, con el pueblo y para el pueblo».

La dignidad de la Isla en el mundo al revés 

Una parte de la intervención del Jefe de Estado estuvo dedicada al peligroso e injusto entramado que está moviendo la suerte del mundo: «Desde el segundo semestre del año pasado —subrayó el dignatario— veníamos alertando que el Gobierno de los Estados Unidos impulsa un peligroso cisma internacional, pretendiendo dividir al mundo selectivamente entre quienes estén dispuestos a someterse a la tutela impuesta desde Washington, por un lado, y los que están convencidos de su derecho soberano a la autodeterminación y decididos a defenderlo, por el otro».

Las manifestaciones de esa ambición insensata, comentó, no se han hecho esperar y las consecuencias ya se están pagando, especialmente en Europa.

Tales actitudes —razonó el Presidente— «están costando vidas y sufrimiento, y provocando un daño económico global cuyo desenlace es difícil de predecir. Están convirtiendo al escenario europeo en un destino prominente de armamentos de toda clase, sin control real o perspectivas sobre su uso futuro».

Pidió no olvidar que «el volumen de armas nucleares que hoy concentran unos pocos países tiene la capacidad de destruir al planeta varias veces y las posibilidades de errores de cálculo no se pueden despreciar».

«El escenario global de la década de 1990, cuando los Estados Unidos disfrutaban de una supremacía hegemónica singular, tras el colapso del campo socialista en Europa, no es el de hoy y sería una equivocación peligrosa pretender imponerlo por la fuerza».

Conscientes de esas realidades —aseveró el Jefe de Estado—, «desarrollamos las relaciones internacionales sobre la base de principios y con pleno apego al Derecho Internacional, comprometidos con la paz, con la justicia y con el derecho a la plena independencia, el desarrollo y la seguridad de todos los países, en especial los del Tercer Mundo, que son los más amenazados».

Y afirmó: «Así defendemos nuestras posiciones en los organismos internacionales, con plena independencia, coherencia y responsabilidad».

Sobre la política exterior de la Isla, el mandatario hizo explícita una definición: Cuba «continuará teniendo como prioridad la batalla incesante contra el bloqueo económico de los Estados Unidos, su denuncia en todos los instantes y todos los rincones del planeta».

En cuanto al cerco imperial, Díaz-Canel Bermúdez aseveró que «el carácter agresivo, criminal y genocida de esa política, y su impacto abrumador sobre toda la sociedad y la vida del país, nos obliga a concentrar y redoblar el esfuerzo por combatirlo sin cansancio».

En nuestra región —definió— «la brújula que nos guía sigue siendo el desarrollo de relaciones de amistad y cooperación con todos los países latinoamericanos y caribeños, el respaldo a la integración regional, sobre la base del precepto de unidad en la diversidad, la observancia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, y el compromiso solidario con la justicia social para todos los pueblos de Nuestra América».

En su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Jefe de Estado hizo referencia a los amigos que desde diversas latitudes llegaron a Cuba, en tiempos recientes, para realizar visitas oficiales, o para tomar parte en eventos de solidaridad con la Revolución.

Cumbre: ¿de las Américas?

El Presidente cubano dejó en claro que «continúa vigente la vieja ambición neocolonial de los Estados Unidos, dirigida a fragmentar y debilitar a esta parte del mundo, como vía para preservar el poder hegemónico del imperialismo o restaurarlo donde lo ha perdido».

Desde Washington, denunció, «han convocado para el próximo mes a una reunión que curiosamente están llamando "Cumbre de las Américas", a pesar de que excluye a algunos países».

«Ocultaron hasta último momento la naturaleza selectiva y discriminatoria de la convocatoria, con el claro propósito de evadir en todo lo posible la natural incomodidad de los gobiernos de la región, que desde hace mucho rechazan las exclusiones caprichosas».

El mandatario enunció que «se conocen las gestiones ingentes y desesperadas que los Estados Unidos han debido desplegar, incluso con enviados especiales de alto nivel, para evitar el reclamo de que fuera un evento inclusivo, una reunión verdaderamente representativa del hemisferio».

Seguidamente meditó ante los diputados e invitados: «Quien asume el compromiso de acoger una reunión hemisférica debe tener la capacidad y la valentía de escuchar a todos, desde el Ártico hasta la Patagonia, de oír criterios discrepantes, de disponerse a deliberar con argumentos sólidos, no con imposiciones y evasiones; encarar la verdad, por dura y desagradable que le parezca. Se descalifica para servir de anfitrión el país incapaz de dar cabida a todos».

En el fondo, analizó el dignatario, «hay por supuesto un factor doctrinario. Es la Doctrina Monroe que, reconocida o no, sigue siendo guía y enfoque político de los Estados Unidos para esta región que José Martí llamó "Nuestra América"».

«Ya se sabe —hizo énfasis Díaz-Canel Bermúdez— que en ese encuentro cumbre no se va a discutir o aprobar nada sobre desigualdad económica y social; sobre la creciente marginalización en la región, incluyendo el propio Estados Unidos. Se conoce que no se tratará el creciente problema de la judicialización de la política para sabotear la voluntad popular y a gobiernos electos con el respaldo de los sectores más humildes, ni el esfuerzo corporativo de las grandes trasnacionales por corromper a los gobiernos de la región».

«No se hablará sobre el papel de la OEA en orquestar un Golpe de Estado en Bolivia, ni se adoptará decisión alguna que verdaderamente impulse las aspiraciones de democracia, inclusión y respeto que merecen los pueblos de la región».

«No se profundizará en las razones por las cuales tanto los Estados Unidos como América Latina están entre las regiones más perjudicadas por la pandemia de COVID-19».

El Jefe de Estado advirtió que «ninguno de los documentos propuestos por el Departamento de Estado se propone avanzar con acciones prácticas en la lucha contra el racismo, a favor de los derechos de la mujer y para paliar la situación incierta de los inmigrantes».

Fue categórico: «No se debatirá sobre la manipulación ejercida por el Gobierno estadounidense en relación con el tema migratorio, que es utilizado con fines desestabilizadores contra Cuba, al tiempo que se lleva a cabo una política ilegal basada en medidas coercitivas unilaterales que persiguen el colapso económico, incentivan la emigración irregular, desordenada e insegura, a la vez que se incumplen deliberadamente los compromisos y los acuerdos vigentes en esta materia».

En una mirada prospectiva de lo que será un encuentro que no ha empezado y ya da malas señales, el Jefe de Estado vaticinó en la sesión plenaria del Parlamento: «No se prevé discusión sobre el nefasto impacto en las sociedades del crimen organizado, el comercio de armas, producidas fundamentalmente en los Estados Unidos, ni el cáncer del narcotráfico alimentado también fundamentalmente por el nivel de consumo en la sociedad estadounidense».

«El terrorismo, incluyendo el terrorismo de Estado, y la manipulación del tema con fines políticos no son asuntos de la agenda».

«Es poco probable que se reconozca el trato especial y diferenciado que merecen los países pequeños del Caribe y que se confirme el derecho argentino a las Islas Malvinas».

«No habrá pronunciamiento alguno contra las medidas económicas coercitivas unilaterales y su uso contra los países de la región como arma despiadada de agresión. No se va a reconocer el derecho de Puerto Rico a la independencia».

En opinión del mandatario cubano, el «Presidente de los Estados Unidos disfrutará de una fotografía y usará la Cumbre en sus campañas de política interna, especialmente en la Florida, pero pocos recordarán horas después lo que allí sucedió o el sentido de los documentos que con lenguaje y conceptos estadounidenses se pretenden adoptar».

Díaz-Canel compartió su convicción de que «la llamada Cumbre de las Américas parece identificarse con la OEA. Cargará así con el mismo desprestigio y descalificación moral que acompaña a esa institución panamericana. Esa organización está condenada desde hace mucho y es hora de que acabe de reconocerse con total transparencia. La gestión de los últimos años no ha hecho más que acelerar su estado moribundo».

La fuerza de un Parlamento

Estas sesiones de la Asamblea Nacional —valoró el Jefe de Estado— «confirman el avance del país en un proceso al que concedemos la mayor prioridad: la profundización de la democracia socialista y de la promoción, protección y efectividad de los derechos consagrados en la Constitución, en los tratados internacionales en vigor para la República de Cuba y en las leyes de desarrollo».

Una certeza sobre el valor de la dignidad compartió el Presidente cubano: «Somos conscientes de que el Estado socialista de derecho y justicia social será más democrático en tanto mantenga y profundice en la salvaguarda de la dignidad humana como valor supremo que sustenta el reconocimiento y ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes en la sociedad».

«Los derechos constitucionales posibilitan exigir o reclamar a través de diversas vías y mecanismos, su protección ante la vulneración o transgresión, le otorgan legitimidad permanente al sistema político».

En un análisis de lo que han sido estas jornadas de Sesión Extraordinaria, el mandatario destacó: «En esta Legislatura se han aprobado diversas leyes complementarias que encauzan los mandatos constitucionales. Se promueven políticas públicas encaminadas a la protección integral de la infancia, de la adolescencia, de los adultos mayores, de las personas en situación de discapacidad, de las mujeres.  Se desarrollan programas para la igualdad y la no discriminación por razones de cualquier condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana. Se fortalece la función judicial para que el sistema de tribunales populares sea garante de los derechos constitucionales».

«Se han aprobado ocho leyes importantes para nuestro país: la de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional; la de Datos Personales; el nuevo Código Penal; la ley de Ejecución Penal; la de Amparo a los Derechos Constitucionales; la de Recursos Naturales y del Medio Ambiente; la del Derecho de Autor y el Artista Intérprete, y la de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural».

«Cada una de estas leyes, como bien se expresó en sus presentaciones, son el fruto de un amplio proceso de consulta con especialistas, expertos, profesores universitarios, y con nuestra población».

«Se ha debatido y explicado acerca de sus contenidos, en particular todo lo referido al nuevo Código Penal, con el que se atemperan las regulaciones en esta materia y se unifica en un solo texto el ordenamiento jurídico-penal del país, teniendo en cuenta los tratados internacionales en esta materia vigentes para Cuba. También viene a complementar las leyes que en el ordenamiento procesal penal se han aprobado por esta Asamblea, e introduce modificaciones importantes en el ámbito de la prevención y el enfrentamiento al delito. Corresponde ahora divulgarlo a fin de fomentar en nuestra ciudadanía el respeto a la legalidad socialista».

En lo referente al desafío que entraña implementar todo lo aprobado, el Presidente hizo esta reflexión: «A los responsables con su aplicación, les atañe actuar con la debida justeza. Esta es una herramienta que ha de emplearse con la racionalidad debida. Es un instrumento para proteger a la sociedad, a las personas y al orden político, económico y social consagrado en la Constitución de la República».

Recordó, además, que entre las cuestiones más novedosas que introdujo la actual Constitución de la República, está la amplia gama de derechos que reconoce: «Protegerlos ante cualquier vulneración, por parte de los órganos del Estado, sus directivos, funcionarios o empleados y los ciudadanos —dijo— constituye el objetivo de la Ley del Proceso de Amparo de los Derechos Constitucionales, que aprobamos en el día de ayer».

Sobre la nueva norma jurídica, Díaz-Canel Bermúdez definió que se trata de una «ley que fortalece la institucionalidad del país», y con la cual «se materializa la definición de que Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social».

Al referirse a otras de las leyes aprobadas —como la de Recursos Naturales y del Medio Ambiente—, consideró que «su texto refuerza el ejercicio pleno del derecho de las personas a disfrutar de un medio ambiente sano y equilibrado, enaltece la responsabilidad de todos con la conservación, protección y uso racional de los recursos, a fin de hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de nuestros ciudadanos».

En otro orden de análisis, el mandatario valoró que la Ley del Derecho de Autor y el Artista Intérprete, «atempera esta materia a los cambios experimentados en los procesos de creación y difusión en el ámbito literario, artístico, periodístico, científico y educacional; refuerza la política educativa, científica y cultural del Estado, al conjugar los intereses de la sociedad, y el reconocimiento a los creadores por su obra».

De igual manera, el dignatario hizo alusión a la Ley de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural, aprobada por la Asamblea: «En ella se materializa la obligación del Estado con la protección del patrimonio natural, histórico y cultural de la nación, y el deber de protegerlos. Se consolidanq la identidad nacional y local, la soberanía cultural y el derecho legítimo del pueblo a la creación, disfrute y protección de la cultura».

El precio y los desafíos de nadar contracorriente

«En el socialismo la protección integral de los derechos humanos constituye esencia, pues el ser humano y su dignidad son epicentro de la sociedad», sentenció Díaz-Canel, quien además advirtió que «el discurso y la narrativa capitalista en materia de derechos humanos desarrollan formas de dominación, en ocasiones ocultas, en otras abiertas que se amparan en una legitimidad aparente».

Recalcó el Jefe de Estado que «no someterse a la hegemonía del imperialismo, nadar contracorriente, tiene consecuencias: el bloqueo y su recrudecimiento, es una de ellas. Este sistema cruel e inhumano pretende eliminar al socialismo como alternativa, procura la regresión al capitalismo, intenta limitar la acción del Estado, entorpecer y obstaculizar sus políticas, planes y programas para promover, proteger y garantizar los derechos, alimenta contradicciones y errores internos y trata de imponer una visión colonizadora de los derechos».

A pesar de tal realidad, dijo, «reafirmamos la convicción de que incluso en difíciles condiciones económicas, el Estado cubano, mantendrá como fines esenciales garantizar la igualdad efectiva en el disfrute y ejercicio de los derechos, y en el cumplimiento de los deberes consagrados en la Constitución y las leyes;  promover un desarrollo sostenible que asegure la prosperidad individual y colectiva, y obtener mayores niveles de equidad y justicia social, preservar y multiplicar los logros alcanzados por la Revolución, y garantizar la dignidad plena de las personas y su desarrollo integral».

El Presidente apuntó que, «aunque constituyen avances importantes, no son suficiente las leyes que en estas sesiones aprobamos. Se requiere elevar los niveles de educación cívica, de cultura jurídica, adoptar todas las medidas que sean necesarias, en diferentes órdenes y niveles, que permitan el goce efectivo de los derechos, y asegurar las circunstancias que inhiban las conductas vulneradoras de estos. Reconocer, promover, prevenir, proteger, garantizar son verbos que denotan la acción estatal y para lo cual es imprescindible el trabajo mancomunado con los diferentes actores sociales, con la participación popular, con el poder popular».

Y sumó el siguiente análisis: «Si examinamos el contexto internacional, no son muchos los países que en tan corto tiempo someten proyectos de disposiciones jurídicas a dos mecanismos de participación popular y democráticos: la consulta popular y el referendo, en el 2019 constitucional y próximamente el referendo legislativo para el proyecto de Código de las Familias. ¿Por qué aquellos que se empeñan en decir que en Cuba no existe democracia no hablan de cómo se propicia la deliberación en consulta popular y la decisión con efectos vinculantes para el caso del referendo en el proceso de creación normativa? ¿por qué no hacen referencia al involucramiento popular en estos procesos participativos, de búsqueda de legitimidad y de consenso?»

El mandatario volvió, durante su intervención, a una «Ley muy importante que aprobamos: la de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional». Lo hizo porque «no podemos separar la trascendencia de esa normativa de una de las mayores incertidumbres que azotan al mundo entero hoy: hace poco, la FAO dijo que teme por la grave inseguridad alimentaria en todo el planeta».

En su reflexión citó declaraciones de la representante de ese órgano de Naciones Unidas en México: «Estamos ahora —dijo la funcionaria— en lo que llamamos una tormenta perfecta. Ya veníamos mal y la pandemia fue una verdadera bomba atómica en materia de hambre. Con esta nueva crisis entre Rusia y Ucrania, francamente de lo que hablamos ahora es de una crisis global y generalizada (...) una situación de grave inseguridad alimentaria en todo el planeta».

«En América Latina —añadió la representante de la FAO, referenciada por el mandatario— el número de personas que viven con hambre aumentó en 13.8 millones durante el primer año de la pandemia y alcanzó un total de 59.7 millones. Y la inseguridad alimentaria alcanza al 41 por ciento de la población, ya sea en forma severa o moderada».

En su intervención el Presidente de la República consideró que «esta dramática realidad es una de las más graves consecuencias de los desequilibrios económicos y sociales generados por el neoliberalismo y sobre los que tantas veces alertó Fidel en sus históricas Reflexiones».

«No es, por tanto, algo que nos sorprenda. Hay conciencia del problema y proyecciones para enfrentarlo. Y es muy importante potenciar nuestro Plan de soberanía alimentaria y educación nutricional (SAN), que involucra prácticamente a todos los organismos y a toda la sociedad», puntualizó.

La resistencia creativa

«Es muy gratificante y satisfactorio para mí, confirmar ante esta Asamblea que la pandemia continúa bajo control, de manera exitosa en nuestro país», declaró el Presidente Díaz-Canel.

Reiteró, como ha reconocido públicamente más de una vez, que «los trabajadores de la Salud y los de la Ciencia, salvaron al país».

A los artífices del heroísmo por la vida, dijo el mandatario: «Sientan ese reconocimiento absolutamente todos: desde el más notable médico o investigador, hasta el más sencillo operario. Desde los consagrados cuadros que dirigen las prestigiosas instituciones científicas y hospitalarias, hasta los incansables dirigentes de las organizaciones políticas y sindicales de ambos sectores».

«Las alianzas —reconoció— forjadas en medio de las peores circunstancias, el esfuerzo descomunal, la consagración sin límites, nos han permitido regresar a una nueva normalidad y reanimar poco a poco la actividad económica y la vida social.

No nos detenemos. El Instituto Finlay de Vacunas (IFV) de Cuba, autor de los inmunizantes Soberana 02 y Soberana Plus contra la Covid-19, impulsa hoy dos estudios con el objetivo de proteger a los lactantes contra el SARS-CoV-2».

El Jefe de Estado trajo a colación que, «según los expertos, después de haber vacunado a toda la población pediátrica del país con Soberana 02 a partir de los dos años, mover la inmunización a este grupo etario tiene muy bajo riesgo en términos de seguridad».

En otro orden de ideas, recordó que la economía mundial, tras un período de gradual recuperación en el año 2021, con un crecimiento de 5.9 por ciento, inició el 2022 en condiciones de gran incertidumbre, con proyecciones en el entorno del 3.6 por ciento.

Hizo referencia entonces a que «las interrupciones en las cadenas de suministros y mayores precios de los alimentos y la energía, han empujado al aumento de la inflación, a lo que se añaden los contagios de la COVID-19 y, más recientemente, el conflicto europeo».

«A la sombra de esa tendencia, la etapa post pandemia, se proyecta mundialmente como un período de recuperación frágil y desigual, marcado por una lenta reanimación del comercio internacional», vaticinó el Jefe de Estado.

Las presiones de precios —precisó— se han traducido en una inflación promedio proyectada para 2022 de 5.7 por ciento en las economías avanzadas, y de 8.7 por ciento en las economías emergentes y en desarrollo.

«Para Cuba, sometida a un bloqueo recrudecido y criminal, el escenario está marcado adicionalmente por el encarecimiento de las importaciones; en especial, combustibles y alimentos», subrayó el mandatario.

«Este complejo contexto, dijo, al que tenemos que imponernos con medidas audaces e innovadoras, ajustadas a nuestro modelo de desarrollo social y con la mayor equidad posible, implica grandes desafíos para la gestión de la economía».

En referencia a Cuba, explicó que «ha sido actualizada la Estrategia Económico-Social, sobre la que se ha brindado información a los diputados y que constituye la hoja de ruta de las principales medidas, para garantizar el cumplimiento de los objetivos y metas del Plan de la Economía Nacional».

El Presidente afirmó que, «ahora mismo» las medidas para contener la inflación, son «el centro de las preocupaciones de todas y todos».

Al respecto afirmó: «El Consejo de Ministros trabaja intensamente con objetivos y tares muy claras que comenzarían por un esquema cambiario secundario para avanzar después en la recuperación del mercado cambiario, incluyendo, en cuanto sea posible, la compra venta de divisas a la población».

«No perdemos de vista que es preciso incrementar las ofertas y se dan los pasos en ese sentido, estimulando todo el aporte de las producciones nacionales, pero también diferentes vías de comercio exterior».

«Se impondrán límites a los excesivos ingresos en instituciones y entidades estatales no sujetas a mayor producción y eficiencia y habrá un redimensionamiento del aparato estatal que permita reducir los gastos y orientar los mismos a la atención a las situaciones de vulnerabilidad».

Díaz-Canel Bermúdez expresó que, «también como parte de la Estrategia, se da continuidad al proceso de ampliación y diversificación de los actores económicos y se requiere acelerar la presentación de propuestas con nuevas transformaciones para la empresa estatal socialista, sujeto económico principal de nuestro modelo, principalmente en lo relacionado con su autonomía de gestión, acceso a recursos, misión y funciones de las juntas de gobierno, de las OSDE, funcionamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas estatales, y las empresas filiales, entre otras».

A otro «aspecto complejo» hizo referencia el mandatario: «el nivel de desequilibrio macroeconómico, que se expresa en el aumento de las presiones inflacionarias y la depreciación del tipo de cambio informal. El desenvolvimiento en entornos cambiarios diferentes para el sector estatal y no estatal, implica un obstáculo para la ampliación de los encadenamientos productivos entre ambos sectores».

A pesar de los aspectos positivos que se aprecian hasta la fecha, comentó el mandatario, «en la gradual recuperación de la actividad económica y social del país, se requiere avanzar con más celeridad en la estabilidad macroeconómica, el incremento de la producción nacional y de las exportaciones, la inversión extranjera directa, la sustitución efectiva de importaciones y la eficiencia del proceso inversionista».

En medio de la compleja situación que enfrentamos, el Jefe de Estado ratificó las siguientes prioridades: «la recuperación gradual del peso cubano como centro del sistema financiero; el enfrentamiento a la inflación; la estabilidad del sistema electro energético nacional; la atención priorizada a personas, hogares y comunidades en situación de vulnerabilidad; la descentralización de competencias en función de una mayor autonomía en los municipios, y las transformaciones del sistema empresarial estatal».

Y añadió: «A la par que se trabaja en la atención de las urgencias, no se renuncia al desarrollo. Se ha continuado perfeccionando la planificación estratégica del país, mediante los macroprogramas, programas y proyectos, sistema de trabajo que ha permitido avanzar en la implementación de los Lineamientos aprobados en el 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba para el período 2016-2030».

Amamos el amor y odiamos el odio

«El golpe y las pérdidas de los últimos días —reflexionó el Presidente— volvieron a poner ante nosotros un desafío aparentemente insuperable. La unidad, la solidaridad y el trabajo, han vuelto a probarnos que, juntos, todos los desafíos pueden ser vencidos».

«Ni los más enconados adversarios de la Revolución cubana, atacándola a fondo y de modo sostenido durante 63 años, han podido poner de rodillas al invencible pueblo de Fidel», aseguró Díaz-Canel.

«Y conste, dijo, que no han desistido en el intento de borrar este mal ejemplo de resistencia creativa del mapa de América. Por eso no nos invitan a la mesa que les toca servir. Somos una boca insumisa. Y no somos la única».

Compartió con los diputados e invitados una anécdota ilustrativa de la obsesión que mueve al imperio por destruir al símbolo que la Revolución cubana representa: «Hace poco me preguntaron cuál es la razón de que nos hayan vuelto a poner, por ejemplo, en una lista de países que amparan el terrorismo. No la hay. No existe razón alguna para el castigo, la sanción, el odio, contra un pueblo noble, amoroso, gentil y alegre como el cubano».

«Solo hay sinrazones, perversidad, falta de ética y una grandísima frustración, porque llevan 63 años naufragando de derrota en derrota», aseveró.

El dignatario afirmó: «Los hemos derrotado en todos los terrenos, no por ser más, porque no lo somos. No por tener más armas, porque no las tenemos. No por gracia o milagro divino, porque no nos creemos un pueblo elegido. Los hemos vencido porque nos sostienen ideas justas, porque amamos el amor y porque odiamos el odio».

Hacia el final de un discurso de convicciones y sentimientos, el mandatario destacó: «Nuestra fuerza reside en valores humanos de inspiración martiana y fidelista; en el poder de la verdad y en la capacidad transformadora de la educación y la cultura. Esos valores no se cotizan en Bolsa, no dependen de los vaivenes del Mercado. Se siembran con el aprendizaje de la historia y se fortalecen en la práctica de la solidaridad. Conquistar toda la justicia es la consigna y el horizonte. La unidad, que se afirma en la diversidad, es el camino. Por él avanzamos».

Ante los grandes desafíos que Cuba tiene por delante, pero también ante los grandes sueños por la vida, Díaz-Canel expresó a diputados e invitados: «Ya estamos entrenados, firmes y convencidos (de una certeza guevariana, que es también la del pueblo): ¡Hasta la Victoria Siempre!».