Cuba: mejor mientras más se le piense
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El 24 de febrero estaremos votando por todos nosotros, por el desarrollo y para que sigan mejorando las cosas, expresó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, durante su visita gubernamental a Sancti Spíritus, que comenzó este miércoles
Díaz-Canel visitó una minindustria procesadora de frutas y vegetales.

Estudios Revolución

SANCTI SPÍRITUS.— La prosperidad no se dará por exhortación ni milagros: pasa por la motivación de quienes la hacen, por trabajar con rigor, y por la máxima fidelista de que para que una idea triunfe hay que pensarla bien. Estos conceptos dieron el sello a la visita gubernamental que este miércoles comenzó aquí Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Muy temprano el Jefe de Estado emprendió el recorrido por el municipio de La Sierpe, al sur de la provincia y eminentemente agrícola. El primer punto fue el Parque Solar Fotovoltaico, donde con su habitual estilo indagatorio que apunta a saber cómo las cosas podrían funcionar mejor, Díaz-Canel preguntó sobre el tiempo transcurrido desde los movimientos de tierra hasta que la instalación estuvo lista; por el monto de la inversión y el número de años que llevará recuperarla; por el salario medio de los trabajadores, y por la estabilidad y las posibilidades de capacitación de esa fuerza.

A solo metros del lugar —donde había estado junto a Raúl García Barreiro, ministro de Energía y Minas, y Deivy Pérez Martín y Teresita Romero Rodríguez, máximas autoridades del Partido y el Gobierno en la provincia, respectivamente—, el mandatario fue recibido después en la Finca de Producción de Alimento Animal de Pastos y Forrajes, la cual pertenece a la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, emblemática por sus niveles de producción de arroz.

Fue esa la oportunidad de escuchar en voz de Orlando Linares Morell, director de la Empresa, detalles sobre cómo funciona esa empresa estatal socialista, cuya eficiencia y resultados de producción son notables y, por lo que se ve, tienden a incrementarse.

En diálogo con el Presidente, que iba preguntando mientras Morell ofrecía múltiples aristas de una empresa que cuenta con producciones diversas y ostenta jugosas utilidades, afloraban temas como el mantenimiento de la maquinaria, el encadenamiento de las producciones, el valor de construir viviendas en pos de la estabilidad laboral, la importancia de fortalecer la vocación exportadora y hasta la pertinencia de desarrollar una estrategia de comunicación social que llegue, primeramente, a los trabajadores, y que luego divulgue a la Isla y al mundo sobre todo cuanto allí se hace.

Además de la Finca que pertenece a la Empresa, el mandatario —acompañado de Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura—, visitó sistemas de pastoreo, una fábrica de pienso, una minindustria procesadora de frutas y vegetales, y terrazas de arroz de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Sur del Jíbaro. En este último escenario Díaz-Canel conversó sobre el valor que entraña un colectivo de trabajadores motivados, quienes al palpar el beneficio de sus esfuerzos casi siempre tienden a dar más de sí.

Linares Morell le había dicho al Presidente que el mayor beneficio de la gente de La Sierpe es generado por los salarios, y que por eso la batalla ahora consiste en producir mucho y con eficiencia. Cuando este directivo habla, por ejemplo, de que cada «campo de arroz de nosotros tiene su historial», o sea, que ellos tienen tipificadas, palmo a palmo, las potencialidades de la tierra, uno puede entender de dónde nace el éxito.

Al hacer un alto en El Cedro, UBPC cuyo producto es el arroz, Díaz-Canel comentó a un grupo de trabajadores a propósito de los días cardinales que se acercan: «El 24 de febrero, ¿qué vamos a hacer? Estaremos votando por todos nosotros, por este desarrollo, para que sigan mejorando las cosas, para ir por más. Ustedes demuestran que pueden tenerse logros cuando se trabaja con inteligencia, cuando se aprovechan bien los recursos. Esta es una empresa muy diversificada, aquí no puede haber tiempo malo».

Como para recordar que la suerte de un país depende en mucho de cómo se forje el espíritu de sus hijos, la jornada de recorrido por La Sierpe culminó en la escuela primaria José Martí, del Consejo Popular La Ferrolana. Los espacios limpios y adornados con imágenes alusivas a la obra del Apóstol dieron la razón a un joven humilde, que expresó: «En el campo las cosas se hacen con amor». 

En la escuela, donde también se encontraba la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, el Presidente dialogó con los niños sobre sus estudios, sobre cómo viven, sobre lo que comen y si duermen, y sobre sus maestros. Fue allí donde un pionero supo explicar con claridad qué sucederá el próximo 24 de febrero (momento del Referendo para ratificar la nueva Constitución). Y allí fue donde el Presidente pudo conversar con pobladores que esperaban para verlo, abrazarlo y retratarse con él.

La gente lo hacía en grupos de familia o de vecinos, alegre y naturalmente, acompañando a quienes toman decisiones en la hora crucial en que Cuba necesita de toda la creatividad, la alegría y el coraje de los suyos.

Una tacita de oro

Un terremoto humano, indefinido en su magnitud por la escala de Ritcher, sin precedentes en los últimos años, se sintió en las calles Amargura y Desengaño, de Trinidad, la tercera villa de Cuba. Junto a sus piedras y estrechas aceras, el pueblo recibió con un caluroso abrazo al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

«Un beso Presidente»… «Estamos con usted»… «Gracias por estar junto a nosotros»… fueron algunas de las expresiones que ofrecieron la bienvenida a Diaz-Canel. Por su parte, él expresó, tanto en la inauguración oficial de la Factoría Santa Ana —donde en una de sus seis instalaciones se fabrica cerveza y malta de forma artesanal—, como en la Casa Malibrán, Centro de documentación del patrimonio, que la añeja villa es «una tacita de oro».

En ambos centros Díaz-Canel se preo-cupó por cuánto se hace para contribuir al desarrollo próspero y sostenido de una urbe única en Cuba, por contar con la trilogía de interés turístico: mar, con la mejor playa del sur de la Isla; naturaleza con el Valle de los Ingenios, declarado Patrimonio de la Humanidad, y una ciudad detenida en el tiempo.

«Hay muchos problemas acumulados, pero todos no los podemos responder de un golpe y sí de forma organizada. Por eso estamos aquí, para saber cómo podemos contribuir desde el Gobierno central, en relación con los territorios, a destrabar las cosas y que todo pueda marchar de una manera más armónica», expresó el Jefe de Estado.

Justo allí, y en la voz de los principales dirigentes gubernamentales y partidistas del territorio, supo de las principales laceraciones que afectan a la legendaria villa. Ante ello, Díaz-Canel dijo: «Nos han hablado con transparencia de las dificultades del transporte, abasto de agua, la vivienda, los viales, el hospital, una secundaria básica y la recogida de basura. Vamos a trabajar entre todos para resolverlo y les pedimos que defiendan esta ciudad, una de las bellas de Cuba».

A su paso por Trinidad el mandatario y varios integrantes del Consejo de Ministros no perdieron la oportunidad de conocer sobre el estado del sector no estatal en una ciudad con alta presencia en esa actividad. Por ello recorrieron el Restaurante Museo 1514, donde se fusiona el buen gusto culinario con la herencia de conservar vajillas de siglos pasados.

«Las nuevas medidas para los cuentapropistas no es sinónimo de que estamos opuestos a que se desarrollen, sino que se haga con organización, como tiene que ser también en el sector estatal», expresó el Presidente durante el encuentro con los directivos de la provincia. Y en la despedida —rodeado de una multitud que prácticamente lo dejaba sin aire—, el Presidente insistió en la defensa a ultranza de la ciudad.

«Como ciudadanos les toca, por ser esta una verdadera joya en lo cultural, patrimonial e histórico. Pero todo debe hacerse de manera ordenada para que la urbe crezca de manera sostenible. Nos vemos el 24 de febrero en el voto por el Sí y muchas felicidades por el aniversario 505», concluyó, junto a una ovación que estremeció —como reconocieron los más longevos—, todas las piedras del centro histórico de una ciudad que no cree en el paso del tiempo.