Discurso pronunciado en la clausura del Encuentro Internacional de Solidaridad, en el Palacio de Convenciones, el 2 de mayo de 2022, “Año 64 de la Revolución”.
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(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)
Miguel M. Díaz-Canel.- Queridas amigas y queridos amigos del mundo: gracias por estar, gracias por la solidaridad, y gracias por emocionarnos en estos días.
Cuba nunca olvidará este día ni a quienes vinieron a acompañarnos en la primera celebración de mayo bajo las muy difíciles condiciones en las que la pandemia de la COVID-19 ha dejado al mundo de los trabajadores en todas las latitudes.
Lo agradecemos sinceramente, porque la inflación galopante, la crisis de las aerolíneas y las condiciones en las que la mayoría de ustedes realizan el viaje acrecientan deudas y entrañan esfuerzos adicionales. Ninguno de ustedes vino a hacer turismo a Cuba, vinieron a ofrecer su corazón, a alentar y a compartir sueños y esperanzas, y nos llenan de energía, pero también de eternos compromisos.
Quiero a ustedes, que son hermanos, hablarles como le hablamos a nuestro pueblo hace solo unos días cuando hacíamos las conclusiones del IV Pleno del Comité Central del Partido, y quisimos abundar en un grupo de elementos del contexto internacional y, particularmente, cómo influye ese contexto internacional en las condiciones de nuestro país, porque sin entender eso, sin valorar esos elementos no podemos tampoco comprender cuál es el papel que tenemos que desempeñar.
Es indudable que hoy estamos viviendo un escenario de hegemonía global, donde el Gobierno de los Estados Unidos hace todos los intentos por dar una perspectiva simbólica del poder, unido a la guerra cultural y comunicacional que de manera perversa ha mantenido desde hace años y que ha dejado indefensas a varias sociedades en el mundo.
Los factores de crisis presentes en los últimos años, acelerados por la pandemia, han elevado la enajenación social de los individuos, los egoísmos y la despolitización de la sociedad, favoreciendo los proyectos de la derecha ultraconservadora, y eso es lo que explica cómo en el mundo están resurgiendo ideas fascistas.
La agresividad de los Estados Unidos se manifiesta por tratar de imponer los elementos de la Guerra No Convencional, por el uso de laboratorios de intoxicación mediática, por tratar de desvirtuar en ese mundo virtual las realidades del mundo real y también de nuestros países, basados en campañas de desinformación, en la mentira, en el doble rasero y en la hipocresía.
Muchos pensábamos que después de la pandemia el mundo sería más solidario y, sin embargo, hoy estamos convencidos de que no. Es casi inaudito ver cómo un mundo que hoy debía centrar sus esfuerzos en salvar a la humanidad, ¡en salvar las vidas humanas!, en ser solidarios con más de diez o de veinte países que todavía no han podido vacunar ni a casi un 10 % de su población y que todavía no saben cómo les va a llegar la vacuna, y que ese mundo se esté orientando entonces a nuevas guerras y a nuevos conflictos internacionales que ponen en peligro también la estabilidad de todo el planeta. Estoy hablando precisamente del conflicto europeo que está en este contexto de la agresividad de los Estados Unidos.
En Europa se profundiza el conflicto con una gran carga de manipulación política, dobles raseros y una creciente “rusofobia” por parte del Gobierno de Estados Unidos que no cesa en su empeño de expandir su dominio militar y hegemónico a nivel europeo y mundial.
Como hemos reiterado, esta situación se hubiera evitado si se hubieran atendido a tiempo con seriedad y respeto los fundados reclamos de garantía de seguridad de la Federación de Rusia. El ilegal uso de sanciones económicas, comerciales y financieras de carácter unilateral como instrumento de presión y la suspensión de la Federación de Rusia en organismos multilaterales, como ha sido el reciente caso del Consejo de los Derechos Humanos, que rechazamos firmemente, agravan notablemente la situación y no contribuyen en lo absoluto a lograr una solución diplomática efectiva, justa y pacífica que resuelva la actual crisis.
La posición de Cuba es de principios y coherente con nuestra trayectoria internacional apegada al Derecho Internacional, a la Carta de las Naciones Unidas y a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, por lo que nos oponemos sin ambigüedades al uso de la fuerza contra cualquier Estado.
El planteamiento cubano sobre la responsabilidad de Estados Unidos en este conflicto responde a una convicción y a hechos concretos. No pueden ignorarse las raíces históricas y las condiciones que han conducido a la actual situación.
Otro tema y otro elemento que bien ustedes han definido en este encuentro, y que tiene que ver también con la política agresiva del Gobierno de los Estados Unidos, en este caso contra Cuba, es el bloqueo. La definición del bloqueo está en los propios documentos oficiales del Gobierno de los Estados Unidos, y recordemos el famoso Memorando de Mallory en el año 1960, y miren toda la perversidad que hay en este documento. Ese documento define lo siguiente: La mayoría de los cubanos apoyan a Castro. El único modo predecible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales. Hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba, y más adelante plantea: Lograr los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros para reducirles sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y derrocamiento del gobierno.
Ese es un planteamiento totalmente perverso, y eso es lo que han tratado de aplicarle a Cuba durante más de 60 años.
El reforzamiento del bloqueo desde el año 2019 ha tenido un impacto severo sobre la economía y la vida de nuestra población. Y nosotros decimos con toda convicción que en estos momentos no solo se trata del bloqueo, sino que hay un bloqueo con un apellido, y es que ese bloqueo está recrudecido en los momentos actuales.
La inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, las medidas para privarnos de combustible, la suspensión de las remesas, la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton y las 243 medidas de Trump forman parte de esta perversa política. Han provocado un efecto muy dañino para el comercio exterior cubano, el acceso a financiamiento, el encarecimiento de las importaciones y la capacidad de atraer capital para el desarrollo, y todo esto repercute en la disponibilidad energética, de alimentos, de medicinas, de transporte, de insumos para nuestros procesos productivos y en el nivel adquisitivo de la población, provocándose con ello inflación, altos precios, interminables colas. Y se generaron en medio de todo este contexto tensiones extraordinarias en el esfuerzo del enfrentamiento a la pandemia.
Otro tema que tenemos que abordar desde esta perspectiva de agresividad es la manera en la que se manipula el tema migratorio con relación a Cuba. Hay que recordar que la política de los Estados Unidos con relación a la migración dio lugar a sucesivas crisis migratorias y recordemos la crisis de los sesenta, el llamado famoso puente de Camarioca, en 1965; la crisis de 1980, conocida como el Mariel, y la crisis de los años noventa, alrededor del año 1994.
En estos momentos, como ha sucedido en más de una ocasión a lo largo de nuestra historia, Estados Unidos ha vuelto a manipular el tema migratorio en busca de pretextos con fines políticos contra Cuba, se conjugan otra vez ahora los factores que estimulan y condicionan la emigración irregular hacia ese país. Cada vez que Estados Unidos incumple los acuerdos migratorios, cierra las vías legales para emigrar y recrudece el bloqueo económico contra Cuba, aumenta la emigración irregular alentada también como antes por la existencia de procedimientos y leyes que conceden un trato preferencial a quienes llegan por las vías irregulares al territorio estadounidense.
A lo anterior se suma el enfoque diferenciado y discriminatorio del Gobierno de los Estados Unidos hacia la emigración.
Desde el año 2017 el Gobierno de los Estados Unidos incumple unilateral e injustificadamente la obligación suscrita en 1994 de asegurar la emigración legal a ese país de un mínimo de 20 000 cubanos cada año. Hay gestiones del Gobierno norteamericano para lograr que los países de tránsito tomen medidas contra el emigrante cubano, que exijan visa de tránsito que no se pedía anteriormente. Estados Unidos se afana en obstaculizar el procesamiento de los nuevos visados en las embajadas acreditadas en La Habana para incrementar el malestar en los cubanos afectados; es por eso que hoy el emigrante cubano enfrenta el estímulo histórico y permanente a la migración hacia Estados Unidos, la negativa de ese país de procesar 20 000 visas anuales, la carga del bloqueo y las presiones a países de la región para que exijan visa a los cubanos.
Cuba ha cumplido con exactitud nuestros compromisos migratorios, y con la ayuda del pueblo seguiremos cumpliendo y evitando, en todo lo posible, la emigración ilegal, insegura y desordenada. Es positivo que se hayan retomado en los últimos días las rondas de conversaciones migratorias, pero ello no es suficiente, Estados Unidos debe cumplir sus compromisos con los acuerdos migratorios vigentes.
Otro de los temas es la cacareada democracia y los derechos humanos con relación a la perspectiva norteamericana hacia Cuba. El Gobierno de los Estados Unidos declara a diario que los derechos humanos de nuestro pueblo son la prioridad en su política hacia Cuba; al mismo tiempo, pretende provocar deliberadamente el colapso de la economía de todo un país poniendo en peligro el sustento cotidiano de su población. Es difícil entonces no darse cuenta de la incoherencia e hipocresía entre sus declaraciones y acciones. Se trata de una política fallida y que volverá a fracasar en su propósito de derrocar a la Revolución y, en tratar, una vez más, de forzar a nuestro pueblo y Gobierno a desistir en el empeño de construir un proyecto de justicia y bienestar para todos.
El diseño de Estados Unidos sigue siendo el de ejercer la máxima presión para generar desestabilización y, con el respaldo de sus operaciones de desinformación, responsabilizar a nuestro Gobierno por el impacto que las medidas inhumanas de cerco económico y financiero provocan en Cuba. Es una política falaz y violatoria de los derechos humanos y el Derecho Internacional. Una vez más la vamos a superar y saldremos adelante fortalecidos con la resistencia creativa, el talento, la inteligencia, la audacia y el valor con la fe en la victoria y en lo que somos capaces de hacer los cubanos (Aplausos).
La protección de los derechos humanos en Cuba confirma hoy las cifras de lo posible para un sistema social asediado, que emula las legislaciones y prácticas más avanzadas para su preservación. Promovemos la gestión centrada en asegurar un orden internacional basado en inclusión, cooperación, justicia social, dignidad humana y el respeto a la diversidad.
Realizamos programas totalmente emancipadores como el programa contra la discriminación racial, el programa por el avance de la mujer, el programa para la atención a la niñez y la juventud, los programas sociales para la atención a personas en condiciones de vulnerabilidad o discapacidad y, ahora, como todos ustedes conocen con esta visita a nuestro país, estamos en un proceso de consulta popular, que llevaremos a referendo, de un Código de las Familias emancipador, inclusivo y humanista.
También se ha tratado de tergiversar la situación con relación a los juicios a personas que cometieron hechos vandálicos el 11 de julio. El Gobierno de los Estados Unidos y su entramado subversivo, con destaque para su Embajada en La Habana, mantiene una actitud injerencista y provocativa en función de destruir la unidad de la Revolución, intentando crear brechas en asuntos tan sensibles y prioritarios para la nación como la familia, los derechos humanos o los sancionados por la comisión de delitos, intentando generar campañas contra nuestro sistema judicial y manipular el tema de las personas enjuiciadas por su participación en los disturbios del 11 y el 12 de julio de 2021.
Nuestro sistema judicial está enfocado en la reeducación y reinserción en la sociedad de aquellos que cometen delitos, primando el humanismo y el respeto por el ser humano. Los involucrados en los hechos de julio de 2021 se procesaron conforme a lo establecido en la Ley Penal vigente, con un tratamiento diferenciado a cada caso según su participación y delito cometido y garantizándoseles el debido proceso.
Cuba es un Estado socialista de derecho sin desaparecidos, sin asesinatos, donde solo se procesó judicialmente a los que cometieron delitos violentos, hechos vandálicos con enorme agresividad contra la seguridad ciudadana y el orden interior. Los juicios se han realizado con pleno respeto a la ley, con todas las garantías y bajo total limpieza y transparencia. ¡Es mentira que en Cuba hay niños presos, no hay niños presos en Cuba, se lo podemos asegurar con toda transparencia y honradez! (Aplausos.)
Entonces, habría que preguntarse: ¿Por qué se trata de difamar sobre Cuba y no se condena por los desaparecidos, por los líderes sociales y periodistas asesinados diariamente, el abuso policial de otras latitudes, las fuerzas paramilitares que actúan reconocidas por diversos gobiernos en el mundo?
Está el caso de la Cumbre de las Américas, tenía un grupo de elementos para darles, pero creo que ustedes lo han abordado con toda profundidad, y ayudaron mucho también las cifras y las valoraciones que hizo nuestro Canciller; pero si se habla de una cumbre de las Américas, tiene que hablarse de una cumbre donde estemos incluidos todos los países de nuestra América, sin distinción (Aplausos), una cumbre de todos con igualdad de condiciones, porque somos soberanos y no aceptamos la hegemonía imperial de nadie (Aplausos), tiene que ser una cumbre de las Américas y no una cumbre de Estados Unidos y sus invitados selectivos (Aplausos y exclamaciones de: “¡Cuba, Cuba, el mundo te saluda!”).
Bruno en días recientes caracterizaba a los Estados Unidos en la siguiente situación: La represión de las minorías, la restricción de los derechos sindicales, la explotación y represión de los pueblos y culturas originarias, la falta de igualdad de género, el racismo y la discriminación contra los afroestadounidenses es lo que predomina en la sociedad norteamericana; la brutalidad policial y las más de mil muertes de personas en el año anterior por disparos de la policía, la explotación laboral en las cárceles privadas, la violencia y las armas de fuego, la represión de derechos reproductivos y planeación familiar, las guerras, las cárceles secretas, los secuestros, las ejecuciones extrajudiciales, el uso de la tortura, eso es lo que pasa en Estados Unidos, el único país en el mundo que no es parte de la Convención de los Derechos del Niño.
Hay otros datos también que se daban sobre la cantidad de presos cumpliendo sanciones, sobre los presos que fueron condenados con edades cuando eran niños.
Recordemos también que la historia de Estados Unidos está llena de guerras y matanzas. Durante sus más de 240 años de historia solo hubo 16 años en los que el país norteamericano no estuvo vinculado a una guerra, que casi todas las guerras en las que ha estado vinculado son fuera de sus fronteras. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 2001, Estados Unidos inició 201, de los 248 conflictos armados en todo el mundo en 153 lugares, lo que representa más del 80 % del total de conflictos mundiales, entre ellos las conocidas invasiones a Afganistán e Irak.
Washington ha realizado acciones destinadas a derrocar a otros gobiernos en todo el mundo, solo en las últimas tres décadas en Panamá, Yugoslavia, Irak, Afganistán, Honduras, Libia y Ucrania, entre otros. Estos derrocamientos condujeron al encarcelamiento y/o ejecución de los jefes de Estado en Panamá, Yugoslavia, Irak y Libia.
Entonces, ¿quiénes son los que promueven la guerra en el mundo, desestabilizan gobiernos, dejan en crisis y caos a los países en los que intervienen, planean asesinatos y atentados contra líderes de otros países y manipulan a la opinión pública mundial?
¿Quiénes son realmente los mayores violadores de los derechos humanos, los que imponen medidas unilaterales y las internacionalizan, los que le imponen un bloqueo cruel y genocida a Cuba? ¡Basta entonces ya de mentiras y calumnias, de manipulación y arrogancia, de hipocresía y de discursos con doble rasero! (Aplausos.)
En este contexto expuesto, es evidente que Cuba no es una excepción en el panorama de dificultades e incertidumbres que viven prácticamente todas las sociedades, aunque algunos gobiernos pretenden esconder las suyas, como el polvo bajo las alfombras, exaltando el inmoral enriquecimiento de los más ricos, mientras desestiman el humillante empobrecimiento de los más pobres.
Las profundas y dolorosas desigualdades que impone el neoliberalismo a escala planetaria no se llevarán a los tribunales internacionales de justicia, tal vez ni se considerarán violaciones de los derechos humanos, ¡pero lo son!, sus víctimas son los efectos colaterales de un sistema donde el hombre es lobo del hombre y los individuos, pocos individuos, son más importantes que las masas populares.
Cuba no esconde sus carencias, sus colas, sus dolorosas escaseces, entre otras cosas, porque no son fruto de la incapacidad del Estado socialista, como gritan sus enemigos. Por mucha responsabilidad que tengamos los revolucionarios en los errores en el complejo proceso de construcción socialista, no hay modo de negar que el más grande obstáculo a nuestro desarrollo es el bloqueo y que su efecto múltiple y diverso como parte de una guerra prolongada, asimétrica y abusiva califica como un crimen de lesa humanidad, y por cuanto ataca a la salud y al cuerpo de una nación entera con el único objetivo de derrocar su forma de gobierno, nos asiste entonces todo el derecho para hablar de genocidio, término que empleó más de una vez en su oratoria contra el bloqueo quien fue un gran amigo de casi todos ustedes, cuya muerte ha puesto una nota amarga en la celebración del Primero de Mayo, me refiero a Ricardo Alarcón de Quesada (Aplausos).
Camaradas, queridos amigos, en los últimos dos años Cuba ha estado enfrentando dos pandemias simultáneamente: la COVID-19 y el bloqueo recrudecido, una combinación letal que solo el talento y el esfuerzo descomunal de nuestro pueblo ha podido contener no sin costos y secuelas.
Ante esto, siempre nos preguntamos qué teníamos que hacer. En primer lugar, no doblegarnos ni rendirnos jamás, esa convicción, y quiero que ustedes lo tengan como una certeza (Aplausos), la asumen con todo sentido de continuidad las generaciones que nacidas con y después de la Revolución van asumiendo, por un proceso natural, las principales responsabilidades en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Ratificamos el reconocimiento y defensa de nuestras esencias, que son: la independencia, la soberanía, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, la seguridad y las conquistas de justicia social. ¡Ese es nuestro socialismo! (Aplausos.) A ella sumamos la lucha por una prosperidad que abarque desde la alimentación hasta la recreación de nuestros niños y jóvenes, que incluya el desarrollo científico, una riqueza espiritual superior, el bienestar y que empodere el diseño de lo funcional y lo bello. Por eso hablamos de resistencia creativa desde la unidad y reconociendo la diversidad y la heterogeneidad en nuestra sociedad; la necesidad de mantener la sociedad que se ha querido construir y que ha sido referencia.
También tomamos en cuenta la responsabilidad de mantener a Cuba como faro del mundo y de América Latina, como ustedes han reconocido (Aplausos). Y para no defraudar y para ser honestos con nosotros mismos, entonces estamos trabajando por perfeccionar nuestra sociedad: ampliando los espacios de participación democrática de nuestro pueblo, creando condiciones para que se escuche la preocupación de la gente, sus propuestas; para que los vecinos participen en la transformación del barrio, los trabajadores en sus centros de trabajo, los jóvenes aportando toda su energía como las tan importantes personas que son en nuestra sociedad. También contamos para eso con el aporte y la participación de los artistas, creadores, periodistas y profesionales de la ciencia, con una participación que dé control popular sobre todo lo que hacemos, asumiendo como pilares de nuestra gestión la ciencia y la innovación, la informatización de la sociedad y la comunicación social como importantes herramientas para consolidar y perfeccionar el socialismo, y ejerciendo la política desde la cultura, la ética, el derecho y la solidaridad, como nos enseñaron Fidel y Raúl.
En la cultura, en nuestra historia podemos encontrar nuestras respuestas del presente y del futuro, desde el pensamiento de Martí hasta el pensamiento de Fidel. Desde la ética defendemos los valores y entre esos valores el antimperialismo; desde el derecho defendemos lo justo (Aplausos), y la solidaridad la ejercemos desde nuestras familias, en nuestros barrios, en toda nuestra sociedad, y la compartimos con ustedes como ustedes la comparten con nosotros (Aplausos).
En estos tiempos difíciles nuestro Gobierno ha tenido que reorientar hacia la salud y la ciencia los magros recursos de una economía golpeada por más de 60 años de bloqueo y por 243 medidas de cerco, que fueron adicionadas justo antes de que se declarara la emergencia sanitaria mundial y no fueron levantadas ni en las peores horas de enfrentamiento a la pandemia.
Se nos negó la posibilidad de adquirir vacunas, se nos negó la posibilidad de adquirir ventiladores pulmonares, se nos negó la posibilidad de adquirir insumos para los protocolos de enfrentamiento a la COVID-19; se nos imposibilitó y se persiguió a quienes, cuando tuvimos una crisis de oxígeno por una rotura de nuestras plantas, nos querían suministrar oxígeno. Y ante eso, ¿qué hubo?, resistencia creativa, que no es solo resistir, es que dentro de esa resistencia seamos capaces de avanzar y de superarnos a nosotros mismos con nuestro esfuerzo, con nuestra inteligencia y con nuestro propio talento (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva Cuba!”), asumiendo los retos de ese bloqueo con esa resistencia creativa. ¿Y qué ha pasado?, lo que se explicaba aquí por el Ministro de Salud: hicimos ventiladores pulmonares cubanos y ya hemos podido fabricar más de 100 de ellos que están en nuestras salas de cuidados intensivos (Aplausos); tenemos tres vacunas y dos candidatos vacunales, que pronto serán noticia también por su efectividad y se convertirán en vacunas (Aplausos).
Con un esfuerzo tremendo, con ayuda solidaria y con el humanismo de todo nuestro pueblo enfrentamos la crisis del oxígeno. No puedo dejar de recordar aquí cuando en uno de nuestros hospitales no alcanzó la coincidencia del momento en que tenía que llegar, que casi se hacía como una operación milimétrica de hacia dónde había que llevar un balón a un lugar, a otro, empleando helicópteros en todas las horas de la noche, con un apoyo importante de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, de nuestros combatientes y de nuestro pueblo, y los médicos salieron, en las dos horas que no hubo posibilidad de suministrar oxígeno, cama por cama, paciente por paciente, a dar rehabilitación para que nadie muriera (Aplausos).
Destinar los mayores recursos a la atención y cuidado del pueblo y a la búsqueda de las vacunas contra la COVID-19 no fue una decisión voluntarista, fue una apuesta por la vida de todos, porque eso es el socialismo: sostener, desarrollar, proteger las vidas humanas de todos y no solo de unos cuantos. Aquí importan los individuos, pero importa la masa: las mujeres y hombres, los niños y ancianos, los blancos, los negros y los mulatos, los obreros manuales, los campesinos, los artistas y los intelectuales, todos de igual manera (Aplausos).
Seguramente hoy, como siempre al final de cada acto de celebración de los trabajadores cubanos, como lo hicimos ayer en la Plaza, nos daremos las manos para cantar: “¡Arriba los pobres del mundo!”. Aquí estamos los pobres del mundo, pero empoderados (Aplausos). Empoderados como no nos quieren los imperialistas, como no nos soportan los poderosos.
Seguimos siendo el mal ejemplo al que tanto temen los privilegiados de las sociedades clasistas, los empeñados de siempre en que un mundo mejor no sea posible. Tenemos el deber de informarles que los empeñados de siempre en conquistar toda la justicia, seguiremos peleando porque un mundo mejor sea posible (Aplausos).
Ayer nuestro pueblo lanzó un fuerte mensaje al mundo, en todas las plazas del país y en nuestra emblemática Plaza de la Revolución José Martí, decenas, cientos de miles de personas, millones desfilaron con un mensaje: ¡Cuba vive y trabaja! (Aplausos.)
Por primera vez muchos o todos ustedes estuvieron antes en centros de producción y servicios, en empresas del Estado y en empresas también no estatales, apreciaron esfuerzos y comprobaron el efecto de tantos años de bloqueo; visitaron barrios en transformación, lo que significa barrios, en los que el efecto combinado de las carencias y nuestras propias insuficiencias generaron problemáticas sociales que hoy se enfrentan con la participación directa de sus residentes y las autoridades locales. Vamos cambiando todo lo que debe ser cambiado, como dejó dicho Fidel al definir el Concepto de Revolución en otro memorable Primero de Mayo en La Habana, en el año 2000.
También apreciaron ustedes que el desfile en todas las plazas lo encabezaron los trabajadores de la salud y las ciencias, nuestros héroes del trabajo, nuestro orgullo legítimo. Ellos son los hijos de la revolución de la ciencia que impulsó Fidel en los años oscuros de la caída del socialismo en Europa y de la desaparición de la Unión Soviética, cuando tantos que nos llamaron satélites soviéticos hablaron del fin de la historia y apostaron por la caída inmediata de la Revolución Cubana.
Las apuestas no han terminado en el mercado de la contrarrevolución, tampoco las etiquetas, los poderosos padrinos de las dictaduras latinoamericanas que dejaron decenas de miles de desaparecidos, millones de exiliados y más de una década perdida en el Cono Sur y en Centroamérica; los mismos que destruyeron todas las infraestructuras de naciones prósperas del Medio Oriente dejando a cambio torturas, cárceles secretas, caos y muerte; los perseguidores de quienes denuncian sus atrocidades; los provocadores de guerras ajenas etiquetan a Cuba como dictadura, a su Gobierno como represor y al socialismo como fracaso.
No es difícil imaginar cómo sería Cuba sin socialismo porque ya lo fue, hasta diciembre de 1958 fuimos un laboratorio del neoliberalismo en América Latina con una real dictadura bendecida por Washington, que convirtió la tortura en método y el asesinato en práctica mientras las mafias del juego y la prostitución se adueñaban del país.
Una revolución social tan profunda no triunfa donde no están dadas las condiciones para la rebelión popular. La Revolución Cubana es la respuesta rebelde a la barbarie en la que el capitalismo tercermundista sumió en otras décadas a nuestro pueblo. Socialismo o barbarie, dijo tempranamente Rosa Luxemburgo, y el socialismo nos libró de la barbarie, elevó al pueblo a la altura de su natural talento, y es lo que nos ha permitido enfrentar, no sin costosas pérdidas y sufrimientos, 60 años de guerra económica, de persecución financiera, de falaces campañas demonizadoras, sin rendirnos a la fórmula cómoda y ya probada del capitalismo excluyente.
Lo hemos hecho con una combinación de esfuerzo, sacrificio, abnegación, pero también a golpe de innovación, ciencia, inteligencia y articulación de fuerzas y procesos. Esa es la resistencia creativa que también ha sido posible por la solidaridad internacional que ustedes encarnan (Aplausos). La ternura de los pueblos, como se le conoce entre revolucionarios de todo el mundo, tiene una alta cuota de participación en cada triunfo de la Revolución Cubana frente a sus adversarios; en cada victoria cubana están también ustedes (Aplausos).
Estos encuentros son el modo de celebrar esas victorias y de agradecerles desde nuestra parte sus aportes. Ya no se trata solo de su generosa pelea contra el bloqueo genocida organizando campañas de donaciones y caravanas, se trata, además, de hacerlo frente a un vendaval de mentiras, de acciones violentas, de actos subversivos, de show mediáticos generosamente financiados por todas las administraciones norteamericanas que tratan de construir realidades paralelas para robarle a Cuba el aliento vital de sus amigos solidarios. Ese es el plan detrás de las colosales mentiras que se diseminan como gas letal por las redes, que no son sociales, son redes digitales, distan mucho todavía de ser sociales. Ha sido importante la solidaridad de los pueblos frente a la perversidad de los imperios.
Quiero reconocer en nombre del pueblo cubano la sostenida y valiosa contribución moral y material de todos los amigos del mundo del que ustedes son una importante representación.
Debo destacar especialmente las jornadas internacionales contra el bloqueo y las iniciativas de profundo impacto como Puentes de Amor y Poniéndole Corazón a Cuba, organizadas los últimos fines de semana de cada mes en, prácticamente, todos los continentes.
En nombre del Gobierno y del pueblo cubanos quiero agradecer, de modo especial, las donaciones de insumos sanitarios para el Sistema de Salud, lo que nos permitió cumplir de forma exitosa con el plan de vacunación y resolver otras necesidades médicas, y la propuesta, además, de otorgarle el Premio Nobel de La Paz a las brigadas del Contingente Internacional Henry Reeve (Aplausos).
Emociona mucho contar con esas profundas pruebas de solidaridad y amor, y aun así recibir el hermoso mensaje de la Declaración Final de este encuentro que aquí leyó nuestra entrañable Gail Walker, ferviente defensora de nuestra soberanía y nuestro derecho a construir un modelo de sociedad justo y solidario, como antes lo fue su padre, el inolvidable reverendo Lucius Walker (Aplausos).
Se agradece mucho la condena a la política de bloqueo, la demanda de devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval norteamericana en territorio de Guantánamo, y a poner fin a todas las acciones subversivas que buscan revertir un proceso que es irreversible.
La intervención de nuestro Canciller antes, me libra de profundizar en otros temas de política internacional que consideramos de importancia capital para entender la batalla por otro mundo mejor posible.
Apenas me gustaría volver sobre las advertencias que la diplomacia cubana ha reiterado sucesivamente en los últimos meses sobre el peligroso curso de la política imperial por sostener a toda costa su cuestionada hegemonía mundial y que ha desembocado un escenario de guerra fuera de sus fronteras tratando de convertir sus oscuros intereses imperiales en objetivo de una comunidad internacional cuyos integrantes ellos seleccionan, como tratan de elegir e imponer presidentes títeres que ni sus propios pueblos reconocen.
La resistencia y el repudio de Cuba a esas políticas que buscan el sometimiento de los pueblos es un principio inseparable de la Revolución, así como lo es nuestra profunda convicción de que los grandes problemas que hoy enfrenta la humanidad, y los que encarará en el futuro, solo pueden resolverse por la vía de la cooperación, la solidaridad y no de la confrontación (Aplausos).
Quiero repetir, para ratificar, el llamado a que urge consolidar nuestra mayor fortaleza: la unidad en la diversidad. El mundo necesita como antes un verdadero desarrollo con equidad y justicia social y no el egoísmo y la opulencia de unos pocos a merced del saqueo de los recursos naturales propios y ajenos.
La necesidad que tenemos de redoblar la lucha porque prevalezcan la solidaridad, la cooperación y el respeto mutuo, si se quiere dar una respuesta efectiva a las necesidades y anhelos de todos los pueblos y preservar lo más valioso: la vida y la dignidad humana en el planeta.
Seguir promoviendo la integración de la región latinoamericana y caribeña, la defensa de la verdadera y definitiva soberanía de nuestras naciones y la salvaguarda de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Continuar trabajando activamente en el marco de las Naciones Unidas y en defensa del multilateralismo.
Mantener invariable nuestro apoyo a todas las causas justas de lucha de los pueblos: a la revolución bolivariana y chavista, a la unión cívico-militar de su pueblo y a su legítimo presidente, el compañero Nicolás Maduro Moros (Aplausos y exclamaciones de: “¡Cuba y Venezuela una sola bandera!”); nuestro invariable apoyo también a la República de Nicaragua y a su Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (Aplausos); apoyamos la causa de Lula, en Brasil (Aplausos); reiteramos nuestro compromiso con el Gobierno del presidente Luis Arce, del MAS, en Bolivia (Aplausos), por su trabajo en la recuperación del país y la lucha contra el golpismo.
También nuestro respaldo a los gobiernos de México, Argentina, Perú, Chile y Honduras, que por voluntad popular abren nuevos caminos de esperanza para sus pueblos; respaldamos la lucha del pueblo de Puerto Rico por su independencia (Aplausos); y nos sumamos al reclamo por la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes (Aplausos).
Ratificamos nuestro apoyo al derecho de las hermanas naciones del Caribe a recibir un trato justo, especial y diferenciado, y acompañamos sus reclamos de reparación por los daños del colonialismo y la esclavitud, con énfasis en Haití, país que demanda especial solidaridad (Aplausos); condenamos la intervención imperialista en Siria, y nos solidarizamos con las luchas de los pueblos palestino y saharaui por el derecho a su libre determinación (Aplausos).
Expresamos una vez más el convencimiento de que los grandes problemas que hoy enfrenta la humanidad y los que encarará en el futuro solo se pueden resolver, como expresé anteriormente, por la vía de la cooperación, la solidaridad y no la confrontación.
Tenemos la convicción de que la solidaridad no se puede bloquear como se bloquean los insumos, los alimentos, las medicinas, incluso el oxígeno que los imperialistas nos negaron en el peor momento de la pandemia. La solidaridad solo reconoce necesidades y demandas humanas y coloca a quienes la dan y la reciben en el escalón más alto de nuestra especie; ella seguirá siendo un arma indestructible de lucha y al mismo tiempo un mensaje permanente e inagotable de paz imposible de acallar (Aplausos).
¡Viva la solidaridad entre los pueblos! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva eternamente el legado solidario de Fidel, Raúl, el Che y todos los revolucionarios que nos antecedieron! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva Cuba, que vive y trabaja por el socialismo! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)