Homenaje a cubanos que le ponen pasión a los CDR
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Con la presencia del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, tuvo lugar este martes el acto de condecoración de grupos y de vecinos que han contribuido con sus esfuerzos al buen funcionamiento de la mayor organización de masas de Cuba: los Comités de Defensa de la Revolución.
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Estudios Revolución

«Si alguien dudaba, en estos 61 años, de la necesidad, de la utilidad, del valor de una organización como la nuestra, basta ver lo que ha estado sucediendo en estos dos años de pandemia». Así declaró a la prensa, este martes, el Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo.

Su idea —expresada justamente este 28 de septiembre, cuando la mayor organización de masas del país ha cumplido 61 años— apuntó a una condición cardinal que, contra viento y marea, ha mantenido viva a esa estructura de pueblo y ha emergido con fuerza en estos tiempos de pandemia: la solidaridad entre cubanos.

La reflexión hecha por el también miembro del Comité Central del Partido y del Consejo de Estado, tuvo como contexto la celebración —en el capitalino recinto de Protocolo del Laguito— de un nuevo aniversario de los CDR, y el reconocimiento por parte del Secretariado Ejecutivo Nacional de dicha organización, a vecinos y a colectivos que se han destacado en las tareas cederistas.

Este 28 de septiembre el momento de celebración y de homenaje estuvo encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; por el miembro del Buró Político y Secretario de Organización y Política de Cuadros, Roberto Morales Ojeda; así como por otros miembros del Buró Político y representantes de organizaciones de masas, de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y el Ministerio del Interior (Minint).

La ocasión resultó propicia para que cinco organizaciones de base recibieran la Bandera «28 de septiembre», el más alto estímulo que otorgan los CDR a un colectivo por el cumplimiento exitoso de las misiones encomendadas en pos de hacer aportes valiosos a la libertad, la soberanía y felicidad del pueblo.

De manos del Presidente Díaz-Canel Bermúdez recibieron la Bandera «28 de septiembre» representantes de la zona nueve, «Rafael Ferro Macías», del municipio de La Palma en la provincia de Pinar del Río; de la zona 52, «Raúl Díaz Argüelles», del municipio de Alquízar en la provincia de Artemisa; de la zona Siete, «José Martí Pérez», del municipio San Nicolás en la provincia de Mayabeque; de la zona uno, «Osvaldo Hernández», del municipio capitalino de Marianao; así como de la zona 185, «Lázaro Blanco Pérez», del municipio de Matanzas.

Igualmente recibieron la Medalla «Por la Defensa de la Patria y la Unidad del Barrio» —conferida por el Consejo de Estado—, los cederistas Antonio Jesús Rodríguez Cruz, María de los Ángeles García García, Maritza Suárez Blanco, Rita Mireya Castellanos Castro, María Teresa Álvarez Hechavarría, Reinaldo Castillo Coroneaux, Imara Hernández Morales, Lázara Martínez Noa, Dannis Suárez Rojas, y Ramiro Simón Betancourt Abreu.

A su vez, la Distinción «28 de septiembre» fue recibida por Lisset Delgado Santos, Elsa Basilia López Rodríguez, Alberto Cruz Moya, Omara Durán Elías, Isel Barcelona Rodríguez, Mijaín López Núñez, Deylín Núñez Méndez, Yolanda Pascual Durive, Pricida Tejeda Leiva, y Adrián Alfredo Villa Lavín.

Una vez que terminó el acto de condecoraciones en saludo al aniversario 61 de los CDR, Gerardo Hernández Nordelo compartió algunas de sus opiniones a partir de interrogantes que le hizo la prensa, alusivas al sentido que hoy reviste la organización de masas.

—¿Qué diría sobre la importancia de una organización como esta, creada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, justamente para organizarnos y para ganar las pequeñas y grandes batallas de la vida?

Fue ese el momento en que Gerardo Hernández habló de la utilidad y del valor de una «organización como la nuestra». Y expresó: «¿Cuántos países no quisieran tener el privilegio de contar con una organización de vecinos que puede decirles: en esta cuadra hay tantas personas vulnerables, en esta otra hay tantos impedidos físicos, o en esta cuadra hay una viejita que vive sola, que ahora mismo no puede levantarse de la cama y a la que hay que llevarle las cosas allí donde está».

Cuando hablamos sobre esto —apuntó el Coordinador Nacional de los CDR—, puede haber un cubano que diga: «bueno, en mi cuadra hay una viejita que vive sola y nadie ha ido a verla». Pero son, subrayó Gerardo, unos 138 000 CDR, «y resulta imposible que todos trabajen bien, o que todos trabajen igual. A eso aspiramos, por eso trabajamos, pero sabemos, conocemos los problemas, estamos conscientes de los problemas que hay».

«Lo que sí nadie puede poner en duda —afirmó— es el trabajo que ha hecho la organización en estos dos años de pandemia; porque te estoy mencionando eso como ejemplo nada más, para no mencionarte las donaciones de sangre, y el factor de transferencia que se hace con la sangre que donan los cubanos para salvar vidas de otros cubanos».

El Héroe de la República de Cuba mencionó el frente de «la vigilancia revolucionaria, de la protección de nuestros barrios», justo ahora —resaltó— en que arremete el imperialismo, el mismo que «en 1960 hizo explotar los petardos en aquel acto donde estaba Fidel y en el cual el líder dejó constituidos los CDR».

Hernández Nordelo denunció que se trata del «mismo imperialismo que quiere crear caos en nuestras calles, desorden; que quiere acabar con uno de los logros más importantes de nuestra Revolución, que es la tranquilidad ciudadana».

«Cuánto de útil tiene una organización como la nuestra, argumentó, cuando son precisamente los vecinos quienes mantienen la tranquilidad de sus barrios».

«Nosotros —añadió Gerardo— hemos sufrido a lo largo de la Revolución la misma campaña de mentiras, de descrédito, de desinformación que han sufrido todos y cada uno de los ámbitos de nuestra sociedad, de la Revolución. Los CDR no han sido la excepción: el enemigo nos ha enfilado los cañones queriendo hacer ver que somos una organización de vecinos contra vecinos».

En ese punto del análisis el también miembro del Consejo de Estado contó sobre el modo en que muchos amigos en el mundo expresan sus deseos de contar en sus países con una organización como los CDR. Recordó que durante sus años de vida en los Estados Unidos, específicamente en Miami, tuvo vecinos de puertas muy cercanas con los que nunca pasó del saludo, a quienes no llegó a conocer.

Contó cómo una vez, en el edificio donde residía, en su mismo piso, falleció un anciano y eso no se supo hasta que el olor avisó, porque allí la gente no socializa. No existe allí, dijo, «ese cubaneo al que estamos acostumbrados nosotros, eso de que lo poco que tenemos lo compartimos, de que los vecinos se ayudan y se preocupan unos por otros».

—¿Cree usted que los CDR puedan levantar a Cuba en esta hora difícil?

—Si no lo creyera —respondió Gerardo— no estaría trabajando en los CDR. Yo no te puedo decir que el éxito está garantizado ni ninguna de esas frases triunfalistas; yo lo que te puedo decir es que vamos a trabajar y vamos a rompernos el pecho trabajando para que eso sea así. Y cuando te digo vamos, es porque los CDR no son una persona, ni siquiera una dirección nacional: los CDR somos todos los cubanos revolucionarios en cada cuadra. Todos los que queramos echar a andar (la organización) tenemos que poner nuestro granito de arena.

«Nosotros sabemos que tenemos problemas en la organización, sabemos que hay personas que han perdido el entusiasmo, que se ha perdido la capacidad de movilizar en algunos lugares, pero no se puede generalizar, porque hay muchos CDR que sí trabajan muy bien. De hecho hoy estamos condecorando a zonas y a cederistas que se lo han ganado con su trabajo, pero obviamente reconocemos que hay mucho por hacer todavía.

«De lo que sí puede estar seguro nuestro pueblo es de que todas las personas que trabajan en los CDR tenemos la firme disposición de que la organización sea tan eficiente como lo ha sido en sus mejores tiempos».