Díaz-Canel en Cienfuegos: «Si ellos pudieron, nosotros podremos».
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En la primera fila del acto central por el Día de la Rebeldía Nacional, como símbolo inequívoco de que en Cuba hay una única Revolución que es continuidad, estuvieron el General de Ejército Raúl Castro Ruz y el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a más de 10 000 cienfuegueros, en representación del pueblo cubano.
Cienfuegos 26072022

Estudios Revolución

CIENFUEGOS.- Es 26 de julio y la Plaza de la Ciudad de Cienfuegos amanece con el homenaje a los héroes y mártires de la gesta de 1953, en el aniversario 69 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

En la primera fila del acto central por el Día de la Rebeldía Nacional, como símbolo inequívoco de que en Cuba hay una única Revolución que es continuidad, estuvieron el General de Ejército Raúl Castro Ruz y el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a más de 10 000 cienfuegueros, en representación del pueblo cubano.

Un audiovisual con imágenes y palabras de Fidel, recordándonos que «la idea de la derrota jamás podrá ser aceptada», devino en evocación permanente al pensamiento del Comandante en Jefe.

La música, la poesía y el arte, representativos de la cultura cienfueguera y nacional, brillaron en el escenario de una plaza donde sobresalieron los colores rojo y negro que identifican la heroicidad de los cubanos.

En la tribuna, la miembro del Comité Central y primera Secretaria del comité provincial del Partido, Marydé Fernández López, expresó el orgullo de los cienfuegueros, y reconoció «el aplauso merecido para el pueblo, sobre todo para sus jóvenes».

El acto por la gesta del Moncada, breve, pero directo en sus mensajes para adentrarse en la memoria, la sensibilidad y el compromiso de la nación, dio paso a la intervención pronunciada por el Presidente de Cuba.

Miguel Díaz-Cabel Bermúdez inició su discurso significando que «volvemos a Cienfuegos y volvemos a un acto presencial, después de dos años sin celebraciones de este tipo. Esta posibilidad es fruto de una proeza: el control de la pandemia, bajo las condiciones de una guerra económica de seis décadas, con esfuerzos y recursos propios».

Seguidamente, dedicó hermosas palabras a la generación histórica que forjó la Revolución junto a Fidel: «Sus valiosas memorias son parte de nuestro modo de entender y amar a la Revolución, con la profunda convicción de que somos parte de ella».

Fue un discurso reflexivo y de claros mensajes acerca de los permanentes desafíos que enfrenta Cuba frente al odio y la agresividad de nuestros enemigos.

Habló de los inmensos retos en el orden económico y social: «Muchos amigos y admiradores de nuestro proceso, nos preguntan continuamente qué es la Revolución hoy. No el concepto, que ya Fidel nos dio, sino el modo en que se verifica en la práctica.

«Les corresponderá esa respuesta a los científicos sociales, a los estudiosos de los procesos revolucionarios, quienes sabrán distinguir mejor que nosotros, lo que hacemos.

«Sin embargo, tengo muy claros algunos términos: democracia y participación popular, humanismo, voluntad de transformación, creatividad, innovación, compromiso, ideales y pasión revolucionaria.»

Al finalizar su certero y apasionado discurso, nacido desde la responsabilidad histórica de dirigir este pequeño gran país, y al referirse a los desafíos que enfrenta Cuba en las actuales circunstancias, el Presidente cubano afirmó que «A nuestra generación le corresponde asaltar las fortalezas de la ineficiencia económica, la burocracia, la insensibilidad, el odio. Sobre sus restos construiremos la prosperidad posible. Sin dejar de exigir ¡ABAJO EL BLOQUEO!»

«Vamos a hacer un país mejor, nosotros mismos. La historia nos da fuerzas, nos inspira, nos impulsa y nos alienta. Si ellos pudieron, nosotros podremos», y la frase generó contundentes y prolongados aplausos.

Cuando parecía que la jornada concluía, una imagen memorable nos dejaría el simbolismo de lo que representa la Revolución cubana.

En la tribuna, frente a toda Cuba, tomados de las manos, en alto, portando las banderas del 26 de julio, Raúl, Díaz-Canel, y los comandantes Ramiro y Machado. Los guerrilleros y los más nuevos, la historia, el presente y el futuro de la Patria.

«Hasta el 5 de septiembre; aquí estaremos», gritó a viva voz Raúl, con la certeza de que siempre se podrá hacer más y mejor por la Revolución cubana.