Una marcha para honrar a ocho jóvenes inocentes
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A 154 años del horrendo crimen que conmovió a Cuba el 27 de noviembre de 1871, la juventud de la capital y el pueblo marcharon este jueves como homenaje a los ocho estudiantes de Medicina, vilmente asesinados por un hecho que no cometieron. El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez encabezó la tradicional peregrinación.
A la escalinata de la Universidad de La Habana llegó en la tarde de este jueves, 27 de noviembre, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
El Presidente del Consejo de Defensa Nacional se trasladó a la capital desde el oriente cubano, región del país donde en las últimas horas realizó su quinta visita, luego del paso del huracán Melissa que azotó a varias provincias, el pasado 29 de octubre.
Al regresar a La Habana, el Jefe de Estado encabezó la tradicional marcha hasta la explanada de La Punta, como homenaje a los ocho estudiantes de Medicina fusilados vilmente por el colonialismo español, hace 154 años, a pesar de su inocencia ante la falsa acusación de un hecho que no cometieron.
Primero, a los pies de la escalinata universitaria, fue colocada una ofrenda floral ante el Memorial que atesora las cenizas del líder revolucionario Julio Antonio Mella; y minutos después, se escuchó el pase de lista simbólico, que recuerda el nombre de los mártires de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), organización que él fundó.
Antes de iniciar la peregrinación, Thalía Beatriz Morell García, ideológica nacional de la FEU y estudiante de quinto año de Medicina, recordó el horrendo crimen cometido contra aquellos muchachos «cuyos sueños fueron truncados por la injusticia brutal del colonialismo español».
La dirigente estudiantil universitaria subrayó que «su único delito fue albergar en sus corazones el deseo inocente y puro de salvar vidas».
Y entonces, se refirió a las conquistas que casi un siglo después alcanzó la Revolución cubana, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien «convirtió la salud del pueblo en una prioridad sagrada».
«Miles de jóvenes hemos encontrado aquí, la oportunidad de cumplir el mismo sueño de aquellos ocho, de servir a nuestro pueblo», aseguró.
En su discurso, la futura doctora ratificó el compromiso de la medicina cubana -de profundos valores humanistas- con las causas justas de la humanidad. Y aseveró: «los estudiantes de Ciencias Médicas hemos estado y estaremos siempre donde la Patria nos necesite».
Seguidamente, comenzó la marcha. El mandatario cubano encabezó el recorrido de unos tres kilómetros, desde la colina universitaria hasta Prado y Malecón. Lo acompañaron la primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, Meyvis Estévez Echevarría, junto a dirigentes del Partido, el Gobierno, el Estado y las organizaciones estudiantiles.
Desde los balcones de los edificios y en las aceras, a ambos lados de la habanera calle San Lázaro, los vecinos saludaban a los participantes en la caminata, quienes al llegar a Belascoaín giraron a la izquierda para recorrer la avenida del Malecón, y caminar hasta la explanada frente a la Fortaleza de La Punta, sitio donde concluyó la peregrinación, que devino momento de reafirmación popular y compromiso con la defensa de la memoria histórica de la nación cubana.
Consignas cargadas de patriotismo y los más emblemáticos himnos que han acompañado nuestras tradiciones de lucha -interpretados por la Banda de Música del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias- marcaron el recorrido, junto a la bandera de la estrella solitaria, y las que representan a la Unión de Jóvenes Comunistas, la Federación Estudiantil Universitaria, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y la Organización de Pioneros “José Martí”.
Ya en el Monumento, en el sitio donde fueron fusilados los ocho estudiantes de Medicina, se recordó, mencionando su nombre, a cada joven fusilado aquel doloroso 27 de noviembre. Una mención especial se dedicó a Fermín Valdés Domínguez, amigo entrañable de Martí, quien tanto batalló -durante años- hasta demostrar la inocencia de sus compañeros asesinados.
Y en homenaje a los estudiantes se colocaron ocho ofrendas florales. Díaz-Canel, junto a las autoridades que participaron en la marcha, hizo la Guardia de Honor como tributo a quienes se convirtieron en mártires de su Patria.
A continuación, una marea de pueblo marchó frente a la explanada de La Punta. El Presidente permaneció allí, hasta que desfiló el último joven. Desde la multitud, los estudiantes de las diferentes enseñanzas se acercaban para saludarlo. Fue hermoso ver las numerosas muestras de respeto y cariño, y las reiteradas selfies y fotos que muchachas y muchachos, se tomaron con el Jefe de Estado, conscientes de la responsabilidad que tiene la juventud para seguir empujando el país que somos.
Anacleto Bermúdez, Carlos Augusto de la Torre, Eladio González, Carlos Verdugo, Pascual Rodríguez, Ángel Laborde, José de Marcos Medina y Alonso Álvarez de la Campa viven en cada joven que, en cualquier rincón de Cuba, puede hacer realidad sus sueños.
«Ni olvidados, ni muertos», es una exclamación que se escucha durante toda la marcha; mientras una joven de bata blanca levanta un cartel donde estremecen los versos martianos: « ¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!».
Nuevamente, en otro 27 de noviembre repleto de desafíos, se evoca la inocencia de aquellos que murieron «en brazos de la Patria agradecida».