Medallas al pecho de quienes hacen de la enseñanza la forma más alta de patriotismo
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Justo el día en que Cuba, hace 64 años, se declaró territorio libre de analfabetismo, un grupo de profesores de la Educación Superior que han dedicado sus vidas a la formación de técnicos y profesionales fueron condecorados en un solemne y emotivo acto, encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

La ceremonia de condecoraciones del Ministerio de Educación Superior en el Memorial José Martí, de profundo significado patriótico y pedagógico, rindió tributo a la obra educacional de la Revolución Cubana en el año del centenario del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y en vísperas del aniversario 67 de su triunfo.

La condecoración mayor: Héroe del Trabajo de la República de Cuba

El momento más destacado fue la entrega del Título Honorífico “Héroe del Trabajo de la República de Cuba” al compañero Rolando Pascual Fundora La Rosa, impuesto por el Presidente Miguel Díaz-Canel.

De acuerdo con la biografía leída en el acto, la cual intentó resumir dignamente medio siglo de vida de incesante labor educativa, Fundora La Rosa es hijo de campesinos y egresado del Destacamento Pedagógico "Manuel Ascunce Domenech". Su labor abarcó desde la dirección de la Escuela Vocacional "Ernesto Che Guevara" hasta un encargo fundacional directo de Fidel: la creación de la Escuela de Trabajadores Sociales de Villa Clara. Su perfil internacionalista se forjó formando jóvenes chinos en Tarará y médicos latinoamericanos, y como Jefe de Colaboradores del Ministerio de Educación Superior en Venezuela.

Actualmente, el nuevo Héroe del Trabajo se desempeña en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. En la ceremonia se precisó que su vida es “un testimonio de lealtad inquebrantable a la Patria” y que ha hecho de la exigencia, la humildad y la fidelidad absoluta a la Revolución su mayor título académico.

Al ponerle en el pecho la estrella que simboliza el ininterrumpido heroísmo cotidiano, el jefe de Estado le abrazó e intercambiaron frases, que a la distancia esta reportera no pudo escuchar, pero que de seguro hablaron de la admiración manifiesta que minutos antes la mirada del mandatario había expresado desde su posición en la presidencia hacia el compañero, que por terruño compartido y responsabilidades asumidas, le es familiar.

Seguidamente, se impuso la Orden "Frank País" de primer y segundo grado a más de una veintena de educadores de universidades como La Habana, la CUJAE, la Central de Las Villas y la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), así como a las propias universidades CUJAE y Enrique José Varona.

La ceremonia prosiguió con la entrega de la Medalla "José Tey" a quince trabajadores de instituciones de toda la isla, y culminó con la concesión de la Distinción "Por la Educación Cubana" a doce docentes, reconociendo en su conjunto décadas de consagración, ejemplaridad y contribución al desarrollo de la enseñanza superior en el país.

Desde la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, una profesora “Estrella”

La profesora Dr.C. Estrella María de la Paz Martínez, en representación de todos los educadores condecorados con la Orden “Frank País”, la Medalla “José Tey” y la Distinción “Por la Educación Cubana”, pronunció un discurso marcado por la memoria histórica y el compromiso, en el que cada pausa y suspiro develaron la pasión con que se ha vivido para educar.

Con emotividad, la ingeniera industrial de formación trazó un puente entre el legado de José Martí y la obra de la Revolución, recordó que Fidel, en “La Historia me Absolverá”, pronunciada en el centenario del Apóstol, impidió con su acción que la memoria del Héroe Nacional se extinguiera.

Rindió homenaje a los mártires educadores, cuyas vidas no rebasaron los 24 años de edad: José “Pepito” Tey, caído en el levantamiento del 30 de noviembre de 1956; Frank País, asesinado en 1957, a quien Fidel llamó “el más valioso, el más útil, extraordinario de nuestros combatientes”; Conrado Benítez, primera víctima del terrorismo contra el Magisterio en 1961; y Manuel Ascunce Domenech, torturado y asesinado junto al campesino Pedro Lantigua durante la Campaña de Alfabetización.

“Recibir estas distinciones precisamente un 22 de diciembre, Día del Educador, cuando Cuba fue proclamada territorio libre de analfabetismo, es un altísimo honor”, afirmó.

Dirigió las palabras de gratitud a sus maestros y profesores, quienes cumplieron “aquella prédica martiana de que al venir a la Tierra tuviéramos el derecho a la educación”. En un sentido homenaje generacional, dedicó el premio a su familia, “en especial a nuestros padres que siguen acompañándonos todos los días en nuestros corazones”.

Se refirió también a los hijos, testigos del sacrificio compartido: “que toda su vida nos han visto estudiar para dar una clase digna y tantas veces nos han escuchado aquello de ‘hasta que no termine no me acuesto’. Y cuántas veces se despiertan en la mañana y todavía nos encuentran revisando tesis o tecleando en la computadora algún artículo o algún informe”.

Extendió el reconocimiento a su “familia grande” del Ministerio de Educación Superior y su red de instituciones –que pronto cumplirá 50 años–, y a todos los que integran la Universidad Cubana, a la que definió como “humanista, científica, innovadora y comprometida con su tiempo”.

De manera especial, dedicó el honor a su alma mater, la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, en su aniversario 73, recordando que esta institución otorgó el Doctorado Honoris Causa en Pedagogía al Che.

La educación como pilar de la nación

El Dr.C. Walter Baluja García, Ministro de Educación Superior, pronunció las palabras centrales del acto. Dirigió un reconocimiento a los miles de educadores que “dedican su vida a labrar las de otros, a abrir las puertas del conocimiento, a sembrar ideas” y destacó que el prestigio de la educación cubana se reconoce en todos los rincones del planeta.

Subrayó la visión premonitoria de Fidel, al citar sus palabras del 13 de marzo de 1959: “Tenemos que tener hombres preparados, que la universidad sea nuestro centro de investigación científica… para que ayuden al progreso técnico… a producir más y a producir mejor”.

Baluja García interpretó este llamado como la base del “papel que juegan nuestras instituciones en el despliegue de un sistema de gestión de gobierno basado en ciencia e innovación”, impulsado por el Presidente Díaz-Canel.

Ante los retos de un contexto internacional complejo, elogió la labor de los educadores como un “ejemplo luminoso” y los convocó a continuar siendo fuerzas sociales transformadoras. Retomó el sueño fidelista de “convertir la Nación entera en una universidad” e instó a seguir el camino, al decir del Presidente, “de lucha, de creación, de resistencia inteligente”, pues “nos asiste la razón, la fuerza moral y un pueblo heroico como la mayor inspiración”.

El acto, amenizado por las interpretaciones del Cuarteto de guitarras “Cuerdas del Alma”, conformado por estudiantes de la Universidad de las Artes, trascendió el mero reconocimiento individual para convertirse en una reafirmación colectiva del papel de la educación superior como bastión de la soberanía, la ciencia y los valores de la Revolución Cubana.

Fue un escenario en que se entretejieron el pasado heroico, el presente de resistencia creadora y la confianza en un futuro forjado desde las aulas, una oportunidad para honrar a quienes han hecho de la enseñanza su más alta forma de patriotismo.

Estuvieron presentes en el acto el jefe del Departamento de Atención al Sector Social del Comité Central, Rolando Yero Travieso; el viceprimer ministro Eduardo Martínez Díaz; los titulares de los organismos formadores: de Educación, Naima Trujillo Barreto; de Salud, José Angel Portal Miranda; del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), Osvaldo Vento Montiller; así como representantes de organizaciones de masas, viceministros, rectores y dirigentes del Ministerio de Educación Superior.