La Patria somos todos; y con ustedes, crece
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Los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior atraviesan hoy uno de sus mejores momentos, afirmó este domingo el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al clausurar la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, que durante dos días sesionó en el Palacio de las Convenciones, en La Habana.

«Realmente el sentimiento de la Patria es fuerte». Con esa frase, dicha hace más de cuatro décadas por el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro, inició su discurso el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al clausurar la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, que durante el fin de semana reunió en La Habana a cerca de 400 cubanos que viven en diferentes partes del mundo.
En el salón plenario del Palacio de las Convenciones, el mandatario subrayó que ese sentimiento es el que ha animado todos los diálogos realizados hasta hoy con cubanos que residen en el exterior. Acotó que «es el que nos ha permitido crecer entre encuentros y desencuentros, aciertos y desaciertos, salvando siempre lo que nos une por encima de todo lo que podría separarnos», precisó el Jefe de Estado.
En ese sentido, Díaz-Canel destacó que ese sentimiento «es lo que nos ha emocionado constantemente en estas jornadas de intercambio y deliberaciones que, por más actuales que sean en su contenido, activan la memoria y acrecientan la gratitud hacia quienes labraron, con paciencia, fe y patriotismo, el camino del diálogo, el respeto y el entendimiento, cuando parecía imposible».
El Presidente cubano dedicó los primeros minutos de su intervención a recordar a los 55 jóvenes integrantes de la Brigada Antonio Maceo que vinieron por primera vez a Cuba en 1977 y se reunieron con Fidel, «cinco de aquellos muchachos presentes aquí».
Aquel hermoso grupo de jóvenes compatriotas -significó el mandatario- fue la avanzada de otros emigrados a los Estados Unidos que aceptaron la invitación de las autoridades cubanas para, de conjunto, participar del diseño de un nuevo modelo de relación entre la nación y sus hijos radicados en el exterior, sobre la base del respeto irrestricto a la soberanía e independencia de Cuba.

Díaz-Canel se refirió, entonces, a los retos y peligros que acompañaron aquellos gestos patrióticos. «Estamos en un momento muy diferente. El mundo que vivimos ha cambiado, nuestro propio país ha continuado profundizando su proceso de transformación, la presencia de cubanos residiendo fuera del país es mucho más numerosa y variada, y se asienta o permanece en muy diversas latitudes», comentó más adelante.
El Presidente cubano valoró que «gracias a los protagonistas de aquel primer acercamiento y los que vinieron después, los vínculos son más frecuentes, activos, abiertos, influyentes y cada vez transcurren de manera más natural».
En sus palabras, repletas de emociones y orgullo nacional, Díaz-Canel consideró que cada acto de acercamiento y solidaridad con Cuba, «será el más sentido y mejor de los homenajes a los mártires y a otros compatriotas que no están físicamente entre nosotros, y que se entregaron completamente a la misión martiana de alcanzar la unidad en pos de la defensa de la Patria».
«Los esfuerzos realizados, los riesgos asumidos y la sangre derramada, son las más fértiles semillas del árbol nacional. Nada fue en vano», significó.
Al resumir dos jornadas de debate abierto y plural, el Presidente de la República afirmó que «estamos cumpliendo con un deber histórico». Por ello, varias veces hizo alusión a frases de Martí, de Fidel y de Raúl, que expresan la invariable decisión de fortalecer los vínculos con los cubanos radicados en el exterior.
En nombre del Gobierno, el mandatario reiteró la voluntad de continuar desarrollando un diálogo franco y amplio, sobre la base del respeto mutuo y la defensa de la Patria, «hoy como ayer, con el compromiso de no cejar en la batalla por poner fin al bloqueo genocida que tanto dolor ha provocado en la familia cubana: el bloqueo impuesto contra nuestro pueblo».
Sin argumentar muchos datos que «más que cifras son heridas abiertas en el cuerpo de la nación y en el centro de su alma que es la familia cubana», el Jefe de Estado contó de qué manera el país ha tenido que sortear los efectos de esa criminal política que impone el gobierno estadounidense.
A los cubanos que tienen a la Patria geográficamente lejos, pero sentimentalmente en el centro de sus corazones, dijo el Presidente Díaz-Canel: «Siéntanse reconocidos en esta victoria cotidiana sobre quienes nos adversan, que llamamos la resistencia creativa».
En su discurso, repleto de belleza y simbolismo, el mandatario expresó la gratitud a aquellos cubanos que «están al lado de la Patria cuando los necesita. Cuba reconoce, valora y cuenta con su ayuda».
La mayor parte de los connacionales, acotó el Presidente cubano, mantienen un vínculo estable y fluido con la Patria, comparten sus éxitos, se solidarizan con nuestras causas, se muestran interesados en la situación del país, y en aportar y contribuir a su desarrollo socio-económico.
Al insistir en la fórmula martiana de una Cuba con todos y para el bien de todos, Díaz-Canel dejó claro, una vez más, que «en ese todo no caben los que conspiran contra la nación para agredirla y ofenderla, los que piden invasión y licencia para matar a su propio pueblo. Ni aquellos que manchan la bandera de la estrella solitaria con la vocación anexionista de convertirnos en el estado 51 de la Unión Americana; acosan y agreden a los artistas y deportistas que nos representan en escenarios y eventos internacionales».
«Nuestros brazos estarán abiertos con el reconocimiento agradecido para recibir y abrazar a quienes arriesgan su integridad personal y hasta la vida por defender y apoyar a la Patria en la hora difícil, como la legendaria Alianza Martiana, los Puentes de amor, los grupos solidarios que cada mes, bajo el frío, la lluvia y el ataque de los odiadores, salen a las calles de cientos de ciudades del mundo a pedir el fin del bloqueo a Cuba», dijo Díaz-Canel en nombre de todo un pueblo agradecido.
En los minutos finales de su discurso, al ofrecer su valoración sobre esta IV Conferencia, consideró que «nos ha permitido realizar un balance exhaustivo de lo logrado en el ámbito de los vínculos con los nacionales en el exterior e identificar las áreas en las que nos queda por trabajar de conjunto, pero más importante aún, constituye un nuevo punto de partida hacia metas superiores y, por tanto, más retadoras».

«Los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior atraviesan hoy uno de sus mejores momentos. El árbol plantado hace 45 años es fuerte, vigoroso y protector como una ceiba», aseguró el mandatario.
Entonces fue enfático al decir que «una vez más, la cultura se confirma como el factor principal que nos identifica, nos une y nos enorgullece».
Al destacar nuestra cubanía, reflexionó, aspiramos a estimular los vínculos con las nuevas generaciones de cubanos residentes en el exterior, a través del fortalecimiento de los nexos culturales e históricos con su país o el de sus padres.
En nombre del pueblo de Cuba, el Presidente ratificó que «el compromiso de fortalecer los vínculos con los cubanos que viven en cualquier latitud del mundo es invariable».
Su vibrante mensaje, cargado de patriotismo, estremeció a todos: «Los invitamos a sumarse con energía renovada a esta nueva etapa en defensa de Cuba. Todos los que quieran construir y aportar a esta obra colectiva que es la Revolución Cubana, siempre serán bienvenidos. La Patria somos todos. Y con ustedes crece».
En la ceremonia de clausura de la IV Conferencia “La Nación y la Emigración” también estuvieron presentes los miembros del Buró Político Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro; Roberto Morales Ojeda, Secretario de Organización del Comité Central del Partido; y Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, junto a otros dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno.
Como expresión de la naturaleza justa y solidaria de la nación cubana, tanto en el discurso del Presidente cubano, como en las intervenciones de los participantes, se exigió el cese al fuego y la agresión que se comete contra el pueblo palestino.
Al concluir el discurso de Díaz-Canel, aplaudido en varias ocasiones, un auditorio entero, puesto de pie, bailó y cantó al ritmo de un audiovisual que estremeció al plenario, donde el músico Alexander Abreu y Havana D´Primera recordaron a todos por qué “Me dicen Cuba”.