Juicio Antimperialista declaró culpable al gobierno de los Estados Unidos por explosión del vapor francés “La Coubre”
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Este martes, muy temprano en la mañana, tuvo lugar en el puerto habanero un Juicio Antimperialista que, en nombre del pueblo de cuba, declaró al gobierno de los Estados Unidos culpable del acto terrorista que causó la explosión del vapor francés La Coubre. La jornada contó con la presencia del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; así como con el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, y con el Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda -ambos, miembros del Buró Político.

Estudios Revolución
Dos días antes de la explosión del vapor francés “La Coubre” en el Puerto de La Habana, Rosario Velazco había estado en la peluquería, pues pronto sería su cumpleaños. Ella, en cuya alma ha llovido tanto, no pudo adivinarle al destino todo el sufrimiento que le tocaría pasar luego de arreglarse el cabello: cuando se produjo el fatal estallido el cuatro de marzo de 1960, su esposo, el padre de su hijo, recibió tanta metralla en el cuerpo, que a los nueve días dejó de existir.
“Vimos lo dantesco, lo horrible que resultó aquello”, dijo Rosario en calidad de testigo, muy temprano en la mañana de este martes, durante el Juicio Antimperialista que tuvo lugar en el puerto sobre la explosión del vapor “La Coubre”, jornada que contó con la presencia del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; con el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, y con el Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda -ambos, miembros del Buró Político; así como con otros dirigentes y trabajadores del puerto.
Al final del Juicio Antimperialista el Presidente Díaz-Canel abrazó con mucho cariño a Rosario, quien ante los jueces había rememorado que aquellos momentos de sabotaje “fueron una conmoción en casa” y cambiaron para siempre la vida de su hijo que no dejó de extrañar a su padre.

También recibieron un abrazo apretado los demás testigos; entre ellos, Silvio Ruiz, quien durante 40 años trabajó en el puerto y durante 30 fue dirigente sindical. Ante todos los presentes este martes, contó cómo fue que las historias de los sobrevivientes corrían de voz en voz, y cómo las heridas en la memoria jamás cerraron.
Ante el Tribunal Provincial Popular de La Habana habló en calidad de testigo Alberto Codina, que a sus 11 años perdió a su padre -quien era inspector de la Aduana y estaba trabajando al momento de la explosión-. Entre las imágenes inolvidables están las de aquellas horas en que sus hermanos lo llevaron al velorio de su papá. “Fue un golpe muy duro”, confesó este cubano que está muy agradecido a Fidel, a Celia Sánchez y a la Revolución por toda la atención recibida luego de haber quedado huérfano.
“Quiero decir a las nuevas generaciones que cuiden la Revolución”, pidió Alberto. Y luego sumó su testimonio Osvaldo Canseco, cuyo padre era estibador del puerto y estaba en plena faena cuando se produjo la explosión. “No encontraron nada de él”, expresó el testigo, quien también compartió un sentimiento: “Fue una partida muy dura. Mi padre era el guía de la familia. Todavía tenemos una tristeza muy grande en nuestras vidas”.
A través de Leandro Martínez muchos pudimos haber recordado este martes los versos del poeta sobre a quién debemos la sobrevida, porque por puro milagro su padre, que era estibador portuario, pudo sobrevivir. Contó el testigo que un amigo de su papá le dijo que se fuera a casa, que él terminaría el trabajo. Así fue que, llegando a la calle Picota en La Habana Vieja, el obrero sintió las explosiones y luego vivió la dolorosa experiencia de saber a sus compañeros despedazados o desaparecidos.
Martínez es hoy Licenciado en Historia, y este martes expresó a todos que su padre, y todo lo contado por él, han sido inspiración para superarse en la vida.

Los hechos, y la justa sentencia
En el Juicio Antimperialista, la voz de la secretaria informó que “en fecha 4 de marzo de 1960, a solo un año y tres meses del Triunfo de la Revolución Cubana, arribó al Puerto de La Habana el vapor “La Coubre”, con matrícula francesa, que dentro de su carga general trasladaba 80 toneladas de municiones y granadas antitanque y antipersonales de fusiles FAL, armamento adquirido con los sacrificios espontáneos y decididos del pueblo cubano en vista de la indefensión en que el gobierno de los Estados Unidos trataba de mantener a la Revolución Cubana”.
“Este gobierno y sus servicios de inteligencia, con total desprecio y desapego de la vida humana y de la Revolución Cubana, con la intención de afectar los esfuerzos del pueblo para su defensa, asumiendo las consecuencias mortales que pudieran producirse a los trabajadores portuarios y pobladores de las áreas cercanas del Puerto, introdujeron en el exterior un detonante dentro de la carga, para hacer que estallaran estos explosivos, como en realidad ocurrió”.
El 4 de marzo, a las 3 y 10 de la tarde, “mientras se realizaba la descarga, ocurre la primera explosión, causando la muerte de una parte importante de las personas que allí laboraban en la descarga. Ante este hecho, centenares de obreros del puerto, milicianos, estudiantes, mujeres y hombres, demostrando la solidaridad del pueblo cubano, acudieron al lugar para brindar los primeros auxilios a los lesionados”.

“Concluida la limpieza de restos humanos y heridos en el muelle, un grupo de heroicos soldados, policías y voluntarios trató de abordar el buque con el propósito de evitar una nueva catástrofe. En esos momentos, 35 minutos después, siendo las 3 y 45 horas de la tarde, ocurrió la segunda explosión donde perecieron muchos más cubanos”.
Como consecuencia de tales hechos contra el pueblo cubano, perdieron la vida 101 personas; de ellas, seis marines franceses y 33 personas desaparecidas. Fueron más de 400 las personas heridas, y más de 80 quienes quedaron huérfanos.
El Doctor en Ciencias Históricas y director del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, Pedro Hecheverri Vázquez, tomó parte en el Juicio para aportar a la prueba pericial. Su intervención trajo a colación la idea de que el estallido no fue accidental, debido a la forma en que se suscitaron las explosiones y la naturaleza de los dispositivos que dieron lugar a estas.
El experto recordó que la caída de una caja de aquellos tipos de granadas, desde cualquier altura, no desembocó en explosión alguna; y eso fue corroborado -recalcó Hecheverri- por oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que efectuaron pruebas desde una nave aérea en vuelo. No se trató de un accidente, como quedó probado, sino de un hecho intencional, un sabotaje preparado fuera de Cuba, en el que estuvo presente la mano de los servicios de inteligencia estadounidenses.
Este martes en la mañana el Tribunal, “en nombre del pueblo de Cuba, de las víctimas y heridos del lamentable hecho, sus familiares, viudas, niños, niñas y adolescentes que quedaron sin sus padres”, declaró al gobierno de los Estados Unidos “culpable del acto terrorista que causó la explosión del vapor francés La Coubre en el muelle de La Habana, el 4 de marzo de 1960”.

Igualmente condenó “la política de doble cara, desleal, injerencista de este gobierno contra nuestro país, quien ha sido víctima de disímiles actos terroristas por su parte, algunos como el que tuvo lugar un día como hoy de 1960 ya juzgado, otros en la forma de Guerra No convencional, como las más de 200 medidas coercitivas impuestas a nuestro país”.
Una joven magistrada que calificó el acto de justicia como “histórico y necesario”, dijo a todos: “Nuestros muertos tienen nombres, nuestros muertos no están olvidados”. Momentos antes del Juicio Antimperialista, el Presidente Díaz-Canel, el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, y el Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda, así como otros dirigentes, asistieron a la colocación de tres ofrendas florares en la entrada del Muelle “La Coubre”, las cuales estuvieron dedicadas a las víctimas y fueron hechas a nombre del General de Ejército, Raúl Castro Ruz; de Díaz-Canel Bermúdez; y del pueblo cubano.

Sobre ese heroico pueblo, en las honras fúnebres de las víctimas de la explosión del barco “La Coubre”, en el Cementerio Colón, el 5 de marzo de 1960 -allí donde nació nuestra frase de “Patria o muerte”-, el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, reflexionó desde la firmeza y la hermosura: “Quien haya observado al pueblo en el día de ayer, quien haya visto aquel episodio a la vez maravilloso y dantesco, quien haya visto cómo las multitudes avanzaban hacia el fuego, cómo avanzaban los soldados, los obreros, los policías, los marinos, los bomberos, las milicias, cómo avanzaban hacia aquel lugar de peligro, cómo avanzaban hacia aquel lugar de muerte, sin inmutarse, quien haya visto lo que ayer hicieron los cubanos; quien haya visto a los soldados y al pueblo avanzar hacia el peligro para rescatar a los heridos, para rescatar a las víctimas en un barco ardiendo, en una zona que estaba ardiendo, cuando no se sabía cuántas explosiones más iban a ocurrir; quien haya sabido de aquellas oleadas, barridas por las explosiones, que murieron no en la primera, sino en la segunda explosión, quien haya visto al pueblo comportarse como se comportó ayer; quien haya visto al pueblo dirigir el tráfico; quien haya visto al pueblo establecer el orden; quien haya visto al pueblo avanzar sobre aquella explosión que dejaba tras de sí como un hongo, que recuerda el hongo de las explosiones nucleares; quien haya visto al pueblo avanzar hacia aquel hongo sin saber de qué se trataba, puede estar seguro de que nuestro pueblo es un pueblo en condiciones de defenderse, es un pueblo capaz de avanzar hasta contra los hongos de las bombas nucleares”.