Cinco años tremendos en los que Cuba no se detuvo - Parte II (+ Audio y Video)
Nacionales

Ejercicio presidencial 2018-2023. Ante las adversidades, defender la vida. Algunos hitos y síntesis de la gestión gubernamental de la nueva dirección del país. El mandato del compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, un camino de adversidades y retos, y de un hacer innovador, con la filosofía de la «resistencia creativa»...
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Estudios Revolución

En tiempo real, podría decirse, se ha desarrollado el trabajo del Gobierno en el último quinquenio, que, marcado por una tensa situación económica, no ha sido fácil para los cubanos y ha puesto a prueba en múltiples ocasiones nuestra capacidad de resistencia.

Un terrible accidente aéreo ocurrido en mayo de 2018; un tornado que estremeció a La Habana en enero del año siguiente; diversos eventos climatológicos que azotaron al país; la explosión del hotel Saratoga, y el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, fueron hechos terribles que marcaron la vida de este pueblo.

Ante cada uno de esos sucesos, el Gobierno, con el Presidente de la República al frente, dio siempre una rápida respuesta y mantuvo un seguimiento constante. Ha sido un estilo de trabajo que se ha ido consolidando en el transcurso de estos cinco años, en los cuales se ha propiciado, además, la información inmediata y oportuna a la población.

La prioridad, en todo momento, ha sido siempre la de salvar vidas; luego, comenzar a restituir los daños con la mayor celeridad posible. El constante acompañamiento de la máxima dirección del país en cada uno de los lugares afectados, hablan de cuánto se ha hecho, en el último lustro, para hacer sentir a los cubanos que en ningún momento la Revolución los dejará desamparados.

Como práctica del trabajo gubernamental a todos los niveles, las experiencias dejadas por cada uno de esos lamentables sucesos han sido incorporadas a los planes de reducción de desastres del país.

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El incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, estuvo entre los hechos terribles que marcaron la vida de este pueblo. Foto: Estudios Revolución.

Han sido cinco años de duro batallar, en los que el pueblo cubano ha podido contar siempre con el aliento, la seguridad y la confianza de saberse prioridad en el desempeño de un equipo de gobierno que ha trabajado sin descanso para aliviar, en la medida de lo posible, las dificultades del pueblo.

Otra vuelta de tuerca del imperio provocó en el 2022 una nueva contingencia energética que mantuvo en vilo a todo el país. Las afectaciones sistemáticas del bloqueo impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, denunció entonces el Presidente Díaz-Canel, dejaron a la nación sin financiamientos para realizar las labores de mantenimiento, de reparación y de nuevas inversiones que necesitaba el sector energético, lo cual conllevó a un deterioro tecnológico imposible de resolver en poco tiempo.

Los del 2022 fueron meses extremadamente complejos en los que las afectaciones de fluido eléctrico afectaron por varias horas a todas las comunidades, mientras un equipo de Gobierno, encabezado por el Presidente de la República, recorría cada termoeléctrica para chequear su estado técnico y las acciones para mejorarlo.

Cuba dispone de ocho centrales termoeléctricas, con 20 bloques de generación térmica en total, gran parte de ellas con más de 30 años de explotación, incluyendo siete que superan las cuatro décadas en funcionamiento. Son estas la base de la generación de electricidad del país, complementada por el sistema de generación distribuida, que incluye motores a diesel y fueloil, así como la llamada generación móvil, donde se agrupan las llamadas patanas contratadas a una empresa extranjera.

A propósito de la contingencia energética, en la sesión ordinaria de julio de 2022 de la Asamblea Nacional, el presidente Díaz-Canel expresaba, «es mi deber aclarar que todavía quedan días difíciles por delante. Lo que no puede faltar, junto con el reconocimiento al esfuerzo (de los trabajadores del sector), es la información oportuna y útil a la población. La verdad, la explicación sincera y la planificación que solo se puede garantizar con previsión, son aspectos decisivos, como lo será siempre el ahorro solidario y responsable por parte de nuestra población».

«Les puedo garantizar —añadió— que se está trabajando sin descanso por remontar cada dificultad, sea fruto del bloqueo o de nuestras propias limitaciones y deficiencias».

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Los del 2022 fueron meses extremadamente complejos en los que las afectaciones de fluido eléctrico afectaron por varias horas a todas las comunidades, mientras un equipo de Gobierno recorría cada termoeléctrica para chequear su estado técnico y las acciones para mejorarlo. Foto: Estudios Revolución.

COVID-19: FRENTE AL DOLOR Y LA MUERTE, MÁS CIENCIA

El 11 de marzo de 2020 Cuba diagnosticó los primeros casos de Covid 19, iniciaban dos años de enfrentamiento a una de las más terribles epidemias vividas por la humanidad en los últimos siglos.

El país diseñó, incluso antes de detectarse aquí el virus, una estrategia de enfrentamiento que fue actualizando periódicamente, según la evolución de la enfermedad, con medidas de prevención y control y protocolos médicos propios, que nos permitieron ubicarnos entre los países del mundo con más éxito en la mitigación de la transmisión, y en la incidencia y secuelas de la enfermedad.

El pueblo se volcó a hacer frente a un enemigo invisible que le arrebató a más de ocho mil de sus hijos y ha enfermado a más de un millón, para un índice de letalidad acumulada inferior al 0,7 por ciento, uno de los más bajos a nivel global.

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El país diseñó, incluso antes de detectarse aquí el virus, una estrategia de enfrentamiento que fue actualizando periódicamente, según la evolución de la enfermedad, con medidas de prevención y control y protocolos médicos propios. Foto: Estudios Revolución.

Papel imprescindible en este resultado, fue el de nuestro sistema de Salud Pública y el de los científicos e investigadores, que supieron encontrar las mejores respuestas para combatir el virus y responder al pedido del Presidente de la República, con la elaboración de cinco candidatos vacunales anti-covid 19, de ellos tres convertidos en vacunas que permitieron controlar la epidemia, incluyendo la inmunización de la población infantil entre los 2 y 18 años de edad, algo que nadie más ha hecho.

Estudiantes, trabajadores, entidades estatales y no estatales, también salieron a dar la batalla al nuevo coronavirus. Especial papel jugaron las instituciones armadas, que trabajaron sin descanso en los más disímiles escenarios y cuyo apoyo fue decisivo en la producción y traslado de oxígeno medicinal tras la avería de la principal planta productora del gas en el país y las acciones enemigas para impedir su adquisición en el exterior, en aquellas complejas jornadas que mantuvieron en vilo a toda la nación.

La manera en que se enfrentó la pandemia de COVID-19, la explicaba Díaz-Canel ante la Asamblea Nacional en diciembre de 2020, cuando señalaba que «un principio humanista, inseparable de la Revolución: la vida humana como bien supremo de la sociedad, está en la base de la estrategia nacional de enfrentamiento a la epidemia en Cuba».

El país no solo se quedaría mirando hacia adentro, también como principio de la Revolución, unas 57 brigadas médicas del contingente Henry Reeve han enfrentado directamente la COVID-19 en 40 naciones.

En mayo de 2022, también ante el parlamento, el presidente cubano informaba: «Es muy gratificante y satisfactorio para mí confirmar, ante esta Asamblea, que la pandemia continúa bajo control de manera exitosa en nuestro país.

«Como he reconocido públicamente, más de una vez —añadió—, los trabajadores de la Salud y los de la Ciencia salvaron al país».

La COVID-19 también demostró, con hechos fehacientes, día tras día, la concepción del nuevo Gobierno, expuesta ya en 2018, de afianzar su gestión en tres pilares: la ciencia y la innovación, la informatización, como soporte para facilitar la toma de decisiones, y la transformación digital, y la comunicación social, a fin de perfeccionar la interacción con la ciudadanía por parte de los servidores públicos y las instituciones.

Especial énfasis puso el propio Presidente en la gestión de la ciencia y la innovación para hacer más efectivas las alianzas entre universidades, centros de investigación y el sector productivo, algo que quedó más que demostrado en el trabajo del grupo empresarial Biocubafarma y el sistema de Salud Pública durante el enfrentamiento a la pandemia.

Un momento importante en este propósito lo constituyó la creación del Consejo Nacional de Innovación, órgano consultivo que encabeza el Jefe de Estado y que promueve, en encuentros sistemáticos, el intercambio de ideas entre los más disímiles sectores.

Subrayando el valor de esta iniciativa, Díaz-Canel señalaba, en la conferencia magistral que ofreció durante el encuentro Universidad 2022: «En otras palabras, nos planteamos la necesidad de convertir, cada vez más, el conocimiento y la ciencia, en fuerzas sociales transformadoras que nos ayudaran a encontrar soluciones innovadoras a los múltiples desafíos económicos, sociales, políticos, culturales, que dimanan, como el agua de un surtidor, del modelo de desarrollo que impulsamos».

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Especial papel jugaron las instituciones armadas, que trabajaron sin descanso en los más disímiles escenarios y cuyo apoyo fue decisivo en la producción y traslado de oxígeno medicinal tras la avería de la principal planta productora del gas en el país. Foto: Estudios Revolución.

LA REALIDAD DESMANTELÓ TODAS LAS CAMPAÑAS

Desafíos, y muchos, ha tenido que ir superando constantemente el Gobierno cubano en los últimos cinco años. Las campañas mediáticas que constantemente proliferan en múltiples escenarios contra Cuba, son parte de una guerra sin tregua, promovida por el Gobierno norteamericano, que busca desacreditar la colosal obra que ha llevado adelante nuestra Revolución por más de 60 años.

En tiempos en los que se ha desatado un desarrollo sin precedentes de Internet en el mundo, las redes sociales se han empleado, cada vez con mayor sistematicidad, para manipular la realidad de nuestro país y construir burdas mentiras sobre ella.

Las campañas contra la Revolución, ya lo sabemos, no son nuevas, solo se adaptan al actual contexto y a los nuevos soportes, y de manera impune llaman a la desobediencia civil en el país, al tiempo que tergiversan noticias con el fin de fracturar la unidad y quebrantar la estabilidad social en Cuba.

Múltiples son los ejemplos de los hechos reflejados durante el último quinquenio en las redes sociales, que con total agresividad llaman incluso al asesinato, al linchamiento y la destrucción en Cuba. Ninguno de ellos ha conseguido debilitar al Gobierno ni a las conquistas consolidadas en más de 60 años por la Revolución.

Recordemos cómo, a las puertas del Ministerio de Cultura, el 27 de noviembre de 2020, se concentró un grupo de artistas, muchos de ellos convocados desde las redes sociales por personas cuyo interés no era discutir cuestiones culturales. Varios de los aglomerados ese día, tienen tras de sí un historial de agresiones a los símbolos patrios, de delitos comunes y también de ataques frontales a la dirección de la Revolución.

Sobre el diálogo que se llevaría a cabo días después entre una representación de artistas cubanos y del Ministerio de Cultura, en una declaración emitida por esa institución cubana, se dejaba claro que era inaceptable reunirse «con personas que tienen contacto directo y reciben financiamiento, apoyo logístico y respaldo propagandístico del Gobierno de Estados Unidos». Algunos de ellos estaban en el Vedado habanero en la noche del 27 de noviembre.

Nada tenían que ver con otros tantos jóvenes cubanos vinculados al arte, que merecían ser escuchados, y lo fueron, de la manera y en el lugar oportunos. Intercambiar con nuestros artistas no es un evento aislado y menos aún nuevo. El diálogo con ellos ha sido práctica constante de la Revolución cubana, y los últimos cinco años no han sido una excepción.

De manera cruel y oportunista el Gobierno norteamericano aprovechó también para sus propósitos de desestabilización, el contexto del triste escenario vivido en la provincia de Matanzas durante el pico pandémico de la COVID-19, y promovió una campaña mediática en redes sociales que «hablaba de salvar a los cubanos» del virus, mientras ignoraba las consecuencias reales provocadas al pueblo por el bloqueo durante el enfrentamiento a la epidemia.

Se pretendían desconocer entonces todos los esfuerzos de Cuba por defender la vida de sus hijos y la gran proeza que significaba el desarrollo de cinco candidatos vacunales contra la enfermedad. Matanzas nunca estuvo sola, junto a su pueblo estuvieron en los peores momentos de la crisis los máximos dirigentes del país, y el Ministerio de Salud Pública reforzó allí sus capacidades para la atención primaria.

Desde las redes sociales nuestros enemigos tomaron como punta de lanza a Matanzas y promovieron la etiqueta #SOSMatanzas, pero realmente nunca hicieron nada por aliviar la situación que allí se vivía en aquellos fatídicos momentos.

Al igual que «aparece detallado en los manuales de golpe suave», se aprovecharon de la situación en esa provincia y comenzaron a crear irritación y descontento entre nuestro pueblo, para convocar luego, en una bárbara expresión de terrorismo mediático, a los disturbios del 11 de julio del 2021.

Cuba estuvo en esos días en medio de una campaña digital de la ultraderecha que arengaba a los cubanos a la violencia callejera; una campaña cuyos usuarios más activos aparecían tuiteando desde La Habana cuando en realidad estaban fuera de Cuba.

Diversas fueron las causas que confluyeron en los disturbios de ese 11 de julio; entre ellas, la situación económica y sanitaria de la nación, aunque ni siquiera el peor escenario justificaba que para solucionarla se promovieran la violencia, el asesinato, la intervención armada o la muerte de los cubanos. Fueron vívidos elementos que daban respaldo a una operación comunicacional con origen en EE.UU. para provocar un «golpe blando» en Cuba.

En un análisis de estos hechos, en octubre de ese año, durante el II Pleno del Comité Central del Partido, su Primer Secretario, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, señalaba que los llamados sucesos del 11 de julio, «no fueron más que provocaciones y hechos vandálicos como parte de toda esta estrategia de la Guerra No Convencional y del “golpe suave” contra nuestra Revolución».

«Se trata de mantener una narrativa que pretende presentar el 11 de julio como un referente de ruptura y de rechazo popular a la Revolución, y los intentos de aprovechar las inconformidades existentes para provocar desestabilización; pero el 11 de julio no es un referente de ruptura, es, en todo caso, un referente de unidad, y el 11 de julio constituyó una victoria más de la Revolución Cubana. Los revolucionarios salieron a defender la Revolución con elevada moral, con disposición a luchar y vencer.

«Ellos creían que la Revolución se derrumbaba en unas horas, como lo creyeron cuando la caída del campo socialista, pero una vez más se equivocaron».

Esas situaciones, como otras tantas promovidas desde el exterior en el transcurso de los últimos cinco años, han sido enfrentadas desde el accionar consciente del pueblo junto a sus autoridades, para quienes preservar el orden constitucional, la tranquilidad ciudadana y la vida, son prioridades inaplazables.

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El 11 de julio no es un referente de ruptura, es, en todo caso, un referente de unidad, y el 11 de julio constituyó una victoria más de la Revolución Cubana. Foto: Estudios Revolución.

UN PUEBLO DE RESILIENCIA ADMIRABLE

El costo de construir el Socialismo en Cuba ha sido tremendo: lo ha sido desde el triunfo de enero de 1959 y lo sigue siendo en la actualidad, cuando son cada vez más atroces el odio, la manipulación y la mezquindad del gobierno de los Estados Unidos hacia nuestra Revolución y nuestro pueblo.

El injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por la administración norteamericana a Cuba desde hace más de 60 años, es una de las más crueles políticas imperiales a las que ha estado sometido sin tregua alguna el pueblo cubano.

Qué buscan con sus acciones inhumanas y extraterritoriales, podrían preguntarse algunos. La respuesta a esa interrogante fue claramente formulada en julio del pasado año por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: «asfixiar económicamente a la población, para que la población, por la asfixia económica, por el malestar que causa la asfixia económica, tenga una ruptura que provoque un estallido social y se caiga la Revolución».

No lo han logrado en tantas décadas, ni podrán hacerlo: Cuba y su pueblo no lo permitirán. Es un principio defendido en todos estos años por nuestros máximos líderes y que ha hecho suyo también el Presidente Díaz-Canel, desde que en abril de 2018 asumió ese cargo.

Nuevas y cada vez más crueles sanciones ha impuesto el Gobierno estadounidense a la Mayor de las Antillas como parte del bloqueo, en el transcurso del último quinquenio, entre las cuales se destaca la entrada en vigor del título III de la Ley Helms-Burton. Fue esa una decisión de la administración del presidente Donald Trump, que se puso en vigor a principios de mayo de 2019.

Aun cuando esa ley se aprobó en 1996, todas las administraciones norteamericanas habían suspendido la aplicación de tal título, que da la posibilidad de que reclamantes de los Estados Unidos puedan presentar demandas ante cortes, contra las entidades que, según ellos, trafican con las propiedades nacionalizadas en 1959.

El Título III de la Helms-Burton es absolutamente ilegal, no solo en atención al Derecho internacional, sino también en materia constitucional, procesal y de competencia judicial internacional. A esas presiones adicionales ha estado sometido también el Gobierno cubano desde hace casi cuatro años, en los cuales se han incrementado la crisis económica internacional y sus efectos directos en el país.

En este último lustro Cuba ha vivido un recrudecimiento sin precedentes del bloqueo; y la aplicación de las 243 medidas impuestas durante el Gobierno de Donald Trump —que en su mayoría permanecen vigentes— ha impuesto mayores restricciones a una economía cada vez más afectada por el contexto mundial.

Fue en el año 2019 cuando se redujo considerablemente el envío de remesas desde Estados Unidos a personas en Cuba; se prohibieron los viajes de cruceros desde allí y también los vuelos aéreos a las provincias, excepto La Habana; se reactivó la prohibición de que entidades de terceros países pudieran vendernos bienes que contengan más del 10% de componentes estadounidenses; así como se agudizó la persecución y castigo para impedir la llegada de combustibles a la Isla, y muchas otras medidas que buscan, ya lo decíamos unas líneas atrás, asfixiar económicamente a la población cubana.

Dos años después, en medio de la colosal batalla que significó el enfrentamiento a la COVID-19, en enero de 2021, en el ocaso de su presidencia, Trump volvió a mentir sobre Cuba y la calificó como Estado patrocinador del terrorismo.

Nuestro país había sido incluido por primera vez en esa lista durante la administración del Presidente Ronald Reagan, en 1962, y en mayo de 2015, tras el anuncio del mandatario estadounidense Barack Obama de que Estados Unidos normalizaría relaciones con la Mayor de las Antillas, el Departamento de Estado llevó a cabo una amplia revisión que permitió excluir a Cuba de la lista.

Que Cuba «forme parte de las naciones que patrocinan el terrorismo» es una burda manipulación del Gobierno norteamericano que, además de graves efectos en la arena política, también trae consigo muchos otros que hacen más difícil la vida de las personas, tanto dentro como fuera del territorio nacional.

La administración del Presidente Biden poco ha hecho por «suavizar» la política de máxima presión articulada por su predecesor y no ha cumplido sus promesas de campaña de regresar la relaciones de Estados Unidos con Cuba al punto en que las dejó Barack Obama. La realidad es que los intereses hegemónicos de Estados Unidos respecto a nuestro país se mantienen intactos.

Cuba, no obstante limitaciones económicas, crisis sanitaria, campañas difamatorias y de desinformación en su contra y otros tantos obstáculos a los que ha debido hacer frente en los últimos cinco años, ha mantenido su vitalidad. El pueblo cubano, junto a su Gobierno, ha demostrado una entereza y capacidad de resiliencia admirables.

Angélica Paredes López | EP96

Cinco años de Gobierno - Presidente Díaz-Canel