26 de Julio, la inspiración permanente
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Raúl y Díaz Canel presidieron el acto por el Día de la Rebeldía Nacional en la Plaza de la Patria, en Bayamo.
Estudios Revolución
Apenas amanecía en la ciudad de Bayamo cuando el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, llegaron a la Plaza de la Patria para compartir con miles de granmense en el acto político cultural por el aniversario 66 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, hecho devenido en Día de la Rebeldía Nacional y la conmemoración más trascendente de la Revolución.
Desde horas antes el pueblo de Granma había comenzado a colmar la Plaza con la motivación de ser sede por cuarta vez de tan memorable fecha; antes lo fue en el año 1960, en 1982 y en 2006, además de la vez que la ganó compartida con Santiago de Cuba, en 1988. También aquí el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hizo su último discurso en un acto de esta magnitud, lo cual se convirtió en otro impulso para despertar antes del alba.
En la tribuna del impresionante conjunto arquitectónico diseñado por el escultor Delarra, la pionera de primaria Gely González Valdivia y la estudiante universitaria Migdiala Chacón Ricardo hablaron a los más de 10 mil granmenses sobre el compromiso de las nuevas generación con la obra levantada por aquellos valerosos jóvenes que - a riesgo de sus vidas - prendieron el motor que generó definitivamente la gran fuerza de la Revolución. Asimismo, ellas condenaron la hostilidad del gobierno estadounidense que pretende asfixiar al país que vela por la paz y la felicidad de todos los niños y jóvenes cubanos.
A nombre del pueblo de Granma tomó luego la palabra el primer secretario del Partido Comunista en la provincia, Federico Hernández Hernández, quien recordó el último discurso de Fidel y aquella frase que escribió poco antes de marcharse ese 26 de julio del 2006: “Maravilloso todo, tenía que ser en Granma”.
El dirigente partidista se refirió al desarrollo económico del territorio, de manera particular a la agricultura, donde se concentran los esfuerzos principales y se logran buenos resultados en producciones como el arroz, la miel de abeja, la carne de cerdo, el café y los frutales. También la ganadería se recupera y alcanza incrementos sostenidos en la producción de leche. Sin embargo lo que hemos logrado, señaló, aún está muy lejos de nuestras potencialidades.
Hernández Hernández comentó igualmente otras prioridades de la provincia relacionadas con el programa de autoabastecimiento alimentario municipal, los proyectos de iniciativa local, así como los encadenamientos productivos entre la agricultura y la industria. Destacó además el trabajo de la industria alimentaria en Granma, que busca soluciones ante la escasez de materias primas y logra productos de alta demanda por la población.
Entre los problemas que enfrentan mencionó al programa cañero donde se reiteran los incumplimientos; en tanto reorientan el programa de la vivienda hacia la solución de los subsidios, las afectaciones por eventos meteorológicos y la erradicación de los pisos de tierra.
Ante las dificultades, concluyó, la única alternativa es la victoria.
Las palabras centrales del acto correspondieron al Presidente Díaz-Canel, quien aseguró que hablaba en nombre de los agradecidos, los que enfrentamos el desafío de empujar un país. “A Raúl, a Ramiro y a todos los asaltantes que están con nosotros: Gracias por la confianza, por el ejemplo y el legado”, apuntó.
En un enérgico y emotivo discurso, el mandatario reseñó la historia tremenda de Granma, desde que fue escenario del inicio de nuestras luchas de independencia hace 151 años; el valor de aquellos jóvenes asaltantes que “eran hermanos más que amigos” y “pusieron por delante a la nación, que pensaron al país como una familia”; y la firmeza de la Revolución cubana ante las presiones de la actual administración estadounidense.
A sus representantes dijo: “Me permito advertirles que los descendientes de aquella caballería campesina y mambisa que tomó la Plaza en 1959 para saludar a la Revolución victoriosa, heredó la tierra y los machetes de sus antepasados y no dudarían en blandirlos bien afilados contra quienes quieren arrebatarles la tierra que esa Revolución les entregó”.
Y fue precisamente las manos de Díaz-Canel entrelazadas con las de Raúl, Machado y Ramiro Valdés, la generación histórica que trajo la Revolución hasta aquí, la mejor respuesta para quienes pretende el fin de una Cuba socialista que en cada 26 encuentra más inspiraciones.